El Cryosat-2, ya en órbita, medirá la capa de hielo

cryosat-2 mide capa de hielo

La cantidad de hielo flotante de los océanos polares es clave en el calentamiento del planeta

Vídeo e imágenes en alta resolución de la misión Cryosat-2 de la Agencia Espacial Europea

cryosat-2, lanzamiento El satélite Cryosat-2, que medirá la altitud de los hielos continentales y la profundidad de los bancos de hielo, fue lanzado a las 13:57 GMT de ayer jueves desde Baikonur (Kazajistán) por un cohete Dnepr -un antiguo misil balístico intercontinental SS-18 modificado para tareas espaciales, al que se ha adaptado la tercera etapa para la colocación en órbita de cargas-, y la señal que confirmó la separación entre satélite y lanzador llegó a la estación terrestre de Malindi en Kenia 17 minutos después del despegue, informó la ESA.

El Dnepr está basado en el R-36M (15A14/15A18), el misil intercontinental (ICBM) más grande la historia. También conocido como RS-20 (SS-18 Satan en Occidente), fue propuesto en 1968 como una mejora del R-36, ambos construidos por la oficina de diseño ucraniana KB Yuzhnoe (OKB-586) de Mijaíl Yangel. El director del proyecto R-36M fue Vladímir Utkin. La característica principal del R-36M era su capacidad para lanzar múltiples cabezas nucleares (MIRV) y poder equipararse así a los misiles norteamericanos de la época.

El Cryosat-2, por su parte, es una plataforma espacial de 720 kilos en el lanzamiento. Su colocación en órbita polar de la Tierra está a 717 kilómetros de altura, completando una vuelta completa al planeta cada 100 minutos. Fue diseñado para funcionar durante tres años (incluidos los seis meses de la fase de puesta a punto y calibración), con una posible extensión de dos años más. El satélite ha sido construido por Eads Astrium como contratista principal.

cryosat-2, radar mide el hielo

El instrumento principal del satélite es el radar de apertura sintética y altímetro interferométrico SIRAL ( SAR/Interferometric Radar Altimeter), construido por Thales Alenia Space, capaz de medir la altura de una zona en franjas de 250 m de ancho. El instrumento DORIS (Doppler Orbit and Radio Positioning Integration), que mide el corrimiento Doppler de las señales de más de 50 estaciones terrestres para situar la posición del satélite con una precisión de 0,5 m. Un retrorreflector láser situado en la parte inferior del satélite realizará la misma función que DORIS usando láseres. Tres sensores estelares permitirán mantener la actitud del vehículo en tres ejes.

Es el tercer satélite del programa "Planeta viviente", luego de GOCE, lanzado para conocer la forma exacta de la Tierra al medir su campo de gravitacional, y SMOS, que detecta la humedad de los suelos y la salinidad de los océanos.

Vídeo del lanzamiento del Cryosat-2

El hielo ártico ha disminuido un 2,7% por década desde 1978, y en 2007 se registró el mínimo absoluto. En Groenlandia la pérdida de capa helada es notable, y en la Antártida, que se consideraba un territorio demasiado frío para que sus hielos perdieran estabilidad por el calentamiento del planeta, se están acumulando demasiados datos que apuntan lo contrario. Sobre todo en los márgenes del continente blanco, las capas heladas están adelgazando. La relación entre hielos y cambio climático es clave y los científicos necesitan tener datos precisos sobre estos procesos y, aunque varios satélites ya proporcionan información muy útil, es muy importante tener datos precisos y globales sobre el grosor de los hielos. El Cryosat-2 lleva estos instrumentos especiales señalados más arriba para medir las variaciones en los márgenes de las extensas capas de hielo que cubren la Antártida y Groenlandia, así como los hielos flotantes de los océanos polares.

glaciares (Cryosat-2)

Este satélite es considerado la herramienta más avanzada de la historia para "saber cuánto hielo va desapareciendo de las capas polares", explicó a Efe el jefe de mantenimiento de los satélites del programa, Miguel Canela.

La capa de hielo que cubre el océano ártico ha alcanzado mínimos históricos en los últimos veranos y, aunque la observación de la cubierta de hielo desde el espacio no es nueva, "es necesario determinar cómo está variando el espesor del hielo" para entender mejor el cambio climático, señala la ESA.

El CryoSat-2 -que debe su nombre a la palabra griega "kryos" para frío o hielo- aportará información, por ejemplo, sobre la Corriente del Golfo, que provoca que "en el oeste de Europa tengamos unos 6 ó 7 grados más de temperatura de lo que nos correspondería por latitud", señala Canela, y que provocaría alteraciones climáticas en caso de verse afectada.

circulación corrientes océano ártico

Además, esta joya tecnológica de 720 kilos de peso equipada con un altímetro radar en microondas, ofrecerá datos con precisión de un centímetro sobre las variaciones del espesor del hielo, que pueden alcanzar los cinco kilómetros en la Antártida, y ampliará también los conocimientos que hoy tenemos sobre la salinidad de los océanos.

Tres meses después de su lanzamiento desde la base rusa de Baikonur, en Kazajistán, permitirá a los científicos conocer con más profundidad el efecto de las placas polares como "espejo" de las radiaciones y defensa natural contra el calentamiento global.

El hielo, al tratarse de una superficie blanca, permite que parte de las radiaciones solares reboten y regresen a la atmósfera, mientras que las zonas terrestres las absorben, describe Canela, quien cuenta con más de veinte años de experiencia en el seno de la ESA, con sede en París.

glaciar de Pine Island

La fundición de los polos, prosigue, se convierte en un "bucle" pues cuanto más hielo se derrite, más radiaciones absorbe la Tierra, más severo es el cambio climático y más rápido se funden los casquetes polares.

Algunos científicos opinan que ya hemos llegado al "Rubicón" o punto de no retorno, aunque "aún hay más optimistas que pesimistas", que creen que se puede evitar la espiral que nos llevaría hacia la inevitable fundición de los casquetes, revela este ingeniero de telecomunicaciones instalado en Holanda.

Pero la desaparición de los polos, que hacen que el nivel del mar aumente unos 3 milímetros cada año, no es la única amenaza que se esconde tras el polo Norte y Sur.

cryosat-2, orbita del globo terráqueo

En 2007, el deshielo de la superficie helada del océano glaciar ártico hizo que, por primera vez en la historia, la ruta marítima del paso del noroeste se abriese, suculento punto de tránsito de mercancías para los Estados que quieren explotar comercialmente el calentamiento global aunque, como recuerda Canela, "políticamente hablando, nadie es propietario del Polo Norte".

Otra de las batallas que se librarán en el futuro será la lucha por el control de los hidrocarburos que yacen bajo las capas polares pues "bajo la Antártida hay, probablemente, petróleo y gases que pueden resultar muy interesantes", indica Canela.

Estos intereses económicos darán lugar a "grupos de presión", agrega el científico, que advierte de que hay "zonas del mundo donde (el cambio climático) tiene un efecto devastador y otras donde es muy rentable a medio o largo plazo".

hielo marino en el ártico

Las estimaciones del Instituto de Investigaciones Geológicas de Estados Unidos apuntan a que bajo el Círculo Polar ártico se esconden unos 90.000 millones de barriles de petróleo, es decir, suficiente crudo como para satisfacer la demanda mundial durante unos tres años o, lo que es lo mismo, en torno al 13 por ciento de las reservas mundiales de petróleo aún no descubiertas.

No en vano, los países que rodean el Océano ártico -Rusia, Canadá, Dinamarca, Noruega y EEUU- ya se disputan el control de la región.

Este vídeo de la ESA es una parte del lanzamiento y simulación de la misión:

Tres imágenes más, dos del lanzamiento y una de la posición del satélite durante el mismo:

cryosat-2, lanzamiento  cryosat-2, interior del alojamiento en cohete  cryosat-2, lanzamiento

Enlace y crédito imágenes: Agencia Espacial Europea (ESA - AOES Medialab) Cryosat-2

Etiquetas: SatéliteCryosatHieloClima

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