Había miles de fragmentos de pelos incrustados en los dientes de los leones
En 1898, dos leones macho aterrorizaron un campamento de constructores de puentes en el río Tsavo, en Kenia. Los leones, enormes y sin melena, se colaron en el campamento por la noche, asaltaron las tiendas y se llevaron a sus víctimas.
Los infames "devoradores de hombres" de Tsavo mataron al menos a 28 personas antes de que el teniente coronel John Henry Patterson, el ingeniero civil a cargo del proyecto, los matara a tiros. Patterson vendió en 1925 los restos de los leones al Museo Field de Historia Natural de Chicago.