La masiva mortandad del siglo XVI en México es uno de los mayores misterios epidemiológicos y de las peores catástrofes demográficas de la historia de la humanidad. Ahora, investigadores del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana podrían finalmente haberlo resuelto.
La silicosis, un tipo de enfermedad pulmonar causada por la inhalación de polvo cristalino, puede ser un antiguo legado a los humanos de nuestros ancestros extremadamente distantes, las esponjas marinas.
Esa es la sorprendente conclusión alcanzada por un equipo de investigadores dirigido por Marina Pozzolini de la Universidad de Génova, Italia, y publicado en el Journal of Experimental Biology.
Al tomar vídeos de un diminuto corazón de pez cebra, mientras reconstruía su cobertura en una placa de Petri, los científicos han observado una dinámica inesperada de las células implicadas en la regeneración de tejidos. Descubrieron que el tejido cardíaco empobrecido se regenera en una ola, conducida por un frente de células de rápido movimiento, superpuestas y arrastradas por células más pequeñas que se multiplican para producir otras.
Para una criatura que mide menos de una y media pulgadas de largo, el pez cebra (Danio rerio) es importante en la investigación biomédica.
El pez cebra es un buen lugar de investigación para su compañero vertebrado, el humano, porque los dos tienen muchas partes en común: cerebro, corazón, hígado, riñones. Y la secuenciación del genoma ha demostrado que el 84 por ciento de los genes que causan la enfermedad en los seres humanos también se encuentran en el pez cebra.
Meghan Owings recoge un cangrejo de herradura de un tanque y dobla por la mitad su caparazón en forma de casco para revelar una membrana blanca y suave. Owings inserta una aguja y extrae un poco de sangre. "Mira lo azul que es", dice, sujetando la jeringa a la luz. Realmente lo es. El líquido brilla cerúleo en el tubo.
¿Cómo trabaja la dieta mediterránea contra las estatinas en la prevención de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares?
Tanto la dieta mediterránea como las estatinas pueden ser eficaces para ayudar a reducir el riesgo de complicaciones potencialmente fatales de la enfermedad cardíaca. Por ejemplo, un estudio amplio y riguroso publicado en 2013, encontró que el cambio a una dieta mediterránea impidió alrededor del 30 por ciento de los ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares y muertes por enfermedades del corazón en personas de alto riesgo. La terapia con estatinas, en comparación, resultó en una reducción del 44% en este tipo de problemas, según un estudio de 2009.
Página 672 de 678
Creemos que el gran periodismo tiene el poder de hacer que la vida de cada lector sea más rica y satisfactoria, y que toda la sociedad sea más fuerte y más justa.
