La coca era un tipo de buque de madera con una empinada proa y casco trincado
Un naufragio medieval casi intacto ha sido reflotado desde las aguas heladas de un río holandés.
El barco probablemente fue hundido deliberadamente por los ingenieros marítimos hace más de 600 años en un esfuerzo por alterar el flujo del río Ijssel, una rama del poderoso río Rin que fluye a través de seis países europeos. El barco mercante navegaba en un momento en que dominaba los mares la Liga Hanseática, un grupo de gremios que fomentó el comercio en toda Europa.
"El hecho de que hayamos sido capaces de elevar la coca [o coj, un tipo de buque de madera] del Ijssel en su totalidad y en un solo intento es un logro fantástico de todo el equipo", dijo en un comunicado el arqueólogo marino Wouter Waldus. "El naufragio puede convertirse en un símbolo de nuestra rica historia marítima y espero que muchas personas, tanto jóvenes como adultos, queden totalmente sorprendidos y empiecen a disfrutar de esta fascinante nave histórica de la época hanseática".
Descubrimiento sorpresa
El barco fue descubierto por primera vez en 2012 en el fondo del río durante los trabajos para ampliar el caudal del río Ijssel. El enorme barco yacía perpendicular a la corriente del río, junto con una barcaza medieval y una batea (punt), un barco diseñado especialmente para navegar en los deltas de los ríos.
En el transcurso de los siguientes tres años los arqueólogos marítimos pusieron en marcha un meticuloso y minucioso plan para recuperar la antigua nave marinera. En primer lugar el equipo construyó en el río una plataforma y una grúa, y luego montaron un cerco de protección alrededor de la nave para extraerla del agua. Después de aspirar la suciedad de la zona dentro del cerco, el equipo arqueológico creó imágenes submarinas 3D del barco. Sólo entonces estaban los miembros del equipo listos para levantar con cuidado el barco fuera del agua, utilizando una estructura parecida a una cesta hecha de correas, vigas transversales y gatos. Cada correa tenía su propio control motorizado para permitir maniobrar perfectamente en respuesta a las fuerzas experimentadas en la nave (imagen y vídeos de abajo).
"Esta fue una operación muy comprometida y casi tan impresionante como la propia coca. La elevación de la nave de 20 metros de largo [65 pies] era compleja en medio del río, cerca del canal de navegación. Además, como una resultado del problema, tuvieron que trabajar juntas tres especialidades diferentes: un equipo de investigación arqueológica, buzos y especialistas en almacenamiento", dijo Ben Broens, un funcionario de la Rijkswaterstaat, una oficina de gestión del agua en el gobierno holandés, que ayudó a supervisar la operación de salvamento.
Coca medieval
Resultó que la nave de 50 toneladas era una coca medieval, un tipo de buque de madera con una empinada proa y casco trincado, o tingladillo. Las cocas se utilizaron normalmente en el último período medieval en viajes comerciales internacionales. Muchos de los elementos de soporte estructurales, tales como clavos, eran de metal, lo que significa que es más resistente, y por lo tanto más fácil de sacar del agua sin desmoronarse.
El equipo cree que la antigua embarcación marinera probablemente fue hundida deliberadamente. Fue colocada perpendicularmente en la corriente del río. Al observar los mapas y documentos históricos medievales y recrear la trayectoria histórica del río, el equipo encontró que el barco se hundió en un momento en que se acumulaba el cieno, creando enormes bancos de arena a lo largo del río Ijssel. Esos bancos de arena habrían impedido a las naves atracar adecuadamente, por lo que la nave, junto con la barcaza y la batea, probablemente fueron hundidas en el fondo del río, en un intento de reducir su caudal o desviarlo de una manera que mejoraría el tráfico marítimo.
Aunque la nave fue despojada de la mayor parte de sus adornos originales, el equipo encontró intacto un horno de ladrillos, así como magníficos azulejos esmaltados, en el área de cocinas de la nave.
Ahora que la nave está segura fuera del agua, el equipo la transportará en un andamiaje hecho a medida a un centro de conservación en Leylstad, los Países Bajos. Allí, se someterá a un minucioso proceso de desecación, lo que podría llevar otros tres años. Si todo va bien, la coca del Ijssel será puesta en exhibición en un museo. Pero si el buque no se puede secar de manera segura, será estudiado a fondo antes de ser destruido.