Nuevos recubrimientos y tratamientos hacen que los barcos sean aún más rápidos y eficientes
A finales de 1700 el rey Jorge III vislumbró el futuro del transporte marítimo. Sir Charles Middleton, contralor de la Marina Real Británica, se acercó al monarca con una visión. Su presentación vino con una demostración: un modelo especialmente modificado de un buque de guerra llamado Bellona. La mirada del rey pronto se posó en las brillantes placas de cobre que recubrían el casco del barco en miniatura por debajo de la línea de flotación.