En aquel momento tuvo lugar uno de los trabajos de rescate más dramáticos en la historia del río Niágara
En 1918 una embarcación similar a una barcaza se soltó de su remolcador y se atoró en los rápidos poco profundos de las Cataratas del Niágara. Los dos hombres a bordo fueron rescatados, pero el bote permaneció atrapado en el mismo lugar durante más de un siglo. Hasta este Halloween, cuando los vientos racheados y las fuertes lluvias empujaron el naufragio río abajo.