Después de instalar los cloroplastos en sus propios cuerpos, dejan de comer
Un equipo de investigadores afiliados a múltiples instituciones en Portugal y Francia ha encontrado evidencia que sugiere que las babosas marinas que roban la maquinaria de fotosíntesis de las algas que comen la usan para impulsar sus propios esfuerzos de reproducción. En un nuevo artículo el grupo describe su estudio de las criaturas únicas y lo que aprendieron sobre ellas.
Investigaciones anteriores han demostrado que algunos tipos de babosas marinas retienen la maquinaria de fotosíntesis (cloroplastos) de las algas que comen y luego la almacenan en sus propios cuerpos durante largos períodos de tiempo, a veces hasta un año. Y sorprendentemente, durante el período de almacenamiento, los cloroplastos siguen siendo funcionales.
Investigaciones anteriores también han demostrado que las babosas marinas extraen energía de los cloroplastos; después de instalarlos en sus propios cuerpos, dejan de comer. El proceso, conocido con humor como cleptoplastia, ha llevado a que las pequeñas criaturas sean descritas a veces como "babosas alimentadas por energía solar".
En este nuevo esfuerzo, los investigadores sugieren que las babosas retienen los cloroplastos por otra razón: aumentar su eficiencia reproductiva.
Imagen: Incorporación de 13C y 15N en los túbulos digestivos de Elysia timida. Imagen de microscopía óptica y las imágenes NanoSIMS δ13C y δ15N correspondientes de E. timida incubadas en agua de mar artificial enriquecida con NaH13CO3 2 mM y 20 µM15NH4Cl, durante 6 h en presencia de luz. Los túbulos digestivos (dt) aparecen de color verde en las micrografías de microscopía óptica debido a la presencia de numerosos cloroplastos. Después de 6 h de incubación se observa un fuerte enriquecimiento en 13C y 15N en estas estructuras. Crédito: DOI: 10.1098/rspb.2021.1779
Los investigadores encontraron que el material producido por los cloroplastos implantados en el intestino llegaba al tejido reproductivo. Eso llevó a las babosas a producir más huevos que sus primos que no funcionan con energía solar. Señalan que el desove de las babosas marinas es un esfuerzo que consume mucha energía. Son hermafroditas y se aparean chocando sus cabezas entre sí.
Cada una tiene un diminuto pene que se desenrolla de una posición detrás de uno de sus ojos e insemina al otro. Cada babosa produce cientos de huevos y cada huevo viene con su propio paquete de nutrientes.
El material de cloroplasto parece dar a las babosas un impulso de energía reproductiva, lo que conduce a la producción de más huevos. Más específicamente, los investigadores encontraron que las babosas usan material de los cloroplastos para producir en sus órganos reproductivos ácidos grasos poliinsaturados, lo que aumenta su energía reproductiva.
Los investigadores también señalan que el proceso de hacer útiles los cloroplastos es un evento único. No existe un mecanismo para integrarlos tan completamente que puedan transmitirse a la descendencia.
Los hallazgos se han publicado en Proceedings of the Royal Society B: Photosynthesis from stolen chloroplasts can support sea slug reproductive fitness