Usan sus pinzas para evaluar los riesgos del entorno
Si alguna vez has observado con atención una charca de roca en la costa del Reino Unido, puede que hayas tenido la suerte de encontrarte con un pequeño cangrejo ermitaño correteando. Lo que quizá no sepas es que los cangrejos ermitaños monitorean constantemente su entorno para detectar cambios y amenazas.
A menudo, cuando detectan un peligro, se retraen en su caparazón pero, después del impacto inicial del sobresalto, el cangrejo usa sus órganos sensoriales para ayudar a determinar si es seguro emerger y comenzar a explorar una vez más.
En una especie local de cangrejo ermitaño, unas diminutas estructuras similares a pelos —también conocidas como sensilas— en las pinzas parecen ser importantes para recopilar información sobre su entorno, incluida la presencia de posibles depredadores.
Un nuevo estudio ha demostrado que los cangrejos con más pelos sensoriales en sus pinzas se recuperan más rápido de una respuesta de sobresalto. Los animales que se recuperan más rápido de un sobresalto se consideran más audaces, y en este estudio, los cangrejos con más sensilas fueron consistentemente más audaces. También fueron más predecibles en cuanto al tiempo que tardaron en recuperarse del susto.
El estudio fue realizado por investigadores de la Universidad de Plymouth, quienes creen que ofrece una fascinante visión de la biología de una pequeña criatura encontrada a lo largo de la costa del Reino Unido y comienza a responder una serie de preguntas sobre la conexión entre las capacidades sensoriales y el comportamiento de los animales.

Imagen: Sensilas de la pinza de un cangrejo ermitaño. Crédito: Centro de Microscopía Electrónica de Plymouth
"Mi investigación a menudo se inspira en mis observaciones de cangrejos ermitaños en el laboratorio y en su hábitat natural, y se centra en el papel de la información y la sensación en el comportamiento y la fisiología de los crustáceos", dice Ari Drummond.
"Para este estudio, me intrigó especialmente cómo usaban sus pinzas y otros apéndices sensoriales, como las antenas, en sus exploraciones y al emerger de su caparazón. Los patrones que observé me llevaron a preguntarme si estos cangrejos ermitaños podrían estar usando sus pinzas para evaluar los riesgos del entorno".
"En un mundo donde los entornos y las especies están cada vez más en riesgo debido al impacto humano, creo que es fundamental comprender mejor qué información detectan los animales, cómo la utilizan y cómo responden para sobrevivir".
Para el estudio, los investigadores analizaron primero cómo respondían los cangrejos individualmente al ser sobresaltados en el laboratorio. Luego, esperaron a que cada cangrejo mudara la piel y recolectaron el tejido de sus pinzas. Este tejido desprendido se examinó en detalle mediante imágenes capturadas con un microscopio electrónico de barrido, ubicado en el Centro de Microscopía Electrónica de Plymouth (PEMC).
Imagen: Pinza de un cangrejo ermitaño al microscopio de barrido. Crédito: Plymouth Electron Microscopy Centre
Esto permitió a los investigadores marcar todas las sensilas en la superficie de una pinza, sin necesidad de retirar las extremidades de crustáceos vivos, como se ha hecho habitualmente en este tipo de estudios. Finalmente, evaluaron si el número de sensilas estaba relacionado con la agresividad relativa de cada cangrejo.
El análisis mostró que los cangrejos ermitaños más audaces tienen más sensilas en la superficie de la pinza. También reveló que una mayor cantidad de sensilas, lo que sugiere que un cangrejo tiene mejor acceso a la información, parece permitirle determinar con mayor consistencia que el entorno circundante no presenta riesgos.
Imagen: Sensilas de la pinza de un cangrejo ermitaño. Crédito: Centro de Microscopía Electrónica de Plymouth
Esta relación entre la audacia relativa y la capacidad sensorial ayudó a los investigadores a sugerir una nueva hipótesis sobre cómo se relacionan la sensación y el comportamiento animal, que los investigadores denominaron "síndrome de inversión sensorial".
El equipo de investigación espera que esto inspire otros trabajos que examinen cómo los rasgos sensoriales podrían ayudar a dar forma a la personalidad y la toma de decisiones de los animales.
"Sabemos desde hace mucho tiempo que los animales de la misma especie pueden mostrar diferencias de comportamiento consistentes entre sí. Nuestra nueva investigación sugiere que, en los cangrejos ermitaños, parte de esta variación podría estar relacionada con la forma en que los individuos perciben el mundo que los rodea. Esta posibilidad ha sido en gran medida pasada por alto, pero si la inversión sensorial ayuda a explicar la personalidad en los cangrejos ermitaños, podría hacerlo también en otros animales", dice el profesor Mark Briffa.
El estudio se ha publicado en Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences: A sensory investment syndrome hypothesis: personality and predictability are linked to sensory capacity in the hermit crab Pagurus bernhardus













