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Mejor juntos y muchos

kiskadee común atacando
Fotografía de un kiskadee común poco antes de intentar atrapar un molly sulfuroso de un banco sumergiendo el pico en pleno vuelo. Esta distintiva estrategia de ataque plantea a los peces serios problemas de discriminación, que pueden resolver aumentando el tamaño del grupo. Crédito: IGB y SCIoI/Korbinian Pacher

Los bancos de peces más grandes toman decisiones más rápidas y precisas para escapar de los depredadores

Cuando los depredadores atacan, los peces deben decidir rápidamente: ¿Zambullirse o quedarse? Es una decisión de vida o muerte, y equivocarse, ya sea por reaccionar exageradamente ante perturbaciones inofensivas o por pasar por alto una amenaza real, puede ser costoso.

Ahora, investigadores del Clúster de Excelencia en Ciencias de la Inteligencia (SCIoI) de la Humboldt-Universität zu Berlin y el Instituto Leibniz de Ecología de Agua Dulce y Pesca Continental (IGB) han demostrado que los bancos de peces salvajes no solo se vuelven más rápidos, sino también mejores a la hora de tomar estas decisiones a medida que crecen en tamaño.

Los hallazgos ofrecen la primera evidencia basada en el campo de que los grandes colectivos de animales pueden superar dos compensaciones clásicas: detectar amenazas reales sin reaccionar a cada sombra y tomar rápidas decisiones sin sacrificar la precisión.

¿La clave? Grandes bancos de mollies sulfurosos (Poecilia sulphuraria) son capaces de distinguir entre ataques reales de aves y sobrevuelos inofensivos con creciente precisión y rapidez, algo que ha resultado excepcionalmente difícil de demostrar, especialmente en condiciones naturales.

"Sabíamos que los grupos de animales pueden tomar impresionantes decisiones colectivas", afirma el investigador principal, Korbinian Pacher, "pero los enfoques teóricos y de laboratorio solo nos pueden llevar hasta cierto punto".

"Queríamos saber si la inteligencia colectiva está presente donde realmente importa, en condiciones reales, desordenadas y ruidosas. Investigar decisiones colectivas en circunstancias donde una decisión equivocada tiene consecuencias reales es casi imposible en el laboratorio, por lo que trasladar esto al campo es aún más importante", añade Jens Krause, autor principal del estudio.

Decisiones instantáneas, miles de peces

El equipo estudió bancos de mollies sulfurosos que viven en las aguas turbias y sulfurosas del río El Azufre en Tabasco, México. Estos peces sobreviven en condiciones extremas: bajo nivel de oxígeno, altas temperaturas y la constante amenaza de depredadores aéreos como el martín pescadormartín pescadormartín pescador y el bíscalo común.

Lo que hace a estos bancos de peces particularmente interesantes es su inusual estrategia antidepredadores: al detectar una amenaza (como un ave), los peces se lanzan en picado, creando ondas visibles en la superficie del agua. Si los peces consideran que la perturbación es un ataque real, continúan con repetidas inmersiones en forma de ola durante varios minutos. De lo contrario, se detienen.

Este comportamiento brindó a los investigadores una oportunidad excepcional: una ventana al momento en que un grupo de presas decide cuán peligrosa es realmente una perturbación.

precisión de las decisiones colectivas

Imagen: Características clave del sistema que permiten un enfoque integral para investigar la precisión de las decisiones colectivas y el tiempo de decisión en condiciones de campo. Science Advances (2025). DOI: 10.1126/sciadv.adt8600.

Discernir el peligro, colectivamente

El desafío para un solo pez es obvio: para no perder nunca de vista a un depredador, podría terminar sumergiéndose en cada sombra que pasa. Pero los grupos tienen opciones. En teoría, pueden combinar información de varios individuos para detectar amenazas reales con mayor fiabilidad. Sin embargo, hasta ahora no estaba claro si dicha cognición colectiva funciona en el caos de la naturaleza.

En más de doscientos eventos documentados, los investigadores compararon las respuestas a ataques de depredadores reales y a sobrevuelos de aves inofensivas. Se centraron en un depredador particularmente escurridizo: el kiskadee común o benteveo (Pitangus sulphuratus). A diferencia de las llamativas zambullidas del martín pescador, los kiskadees realizan ataques de vuelo casi silenciosos en los que solo su pico roza el agua, visualmente similares a perturbaciones inofensivas como el susurro de las ramas u otros movimientos de aves.

Los resultados fueron sorprendentes: los bancos de peces más grandes eran mucho más eficientes a la hora de distinguir entre estos ataques ambiguos y las falsas alarmas. Sus respuestas a las amenazas reales aumentaban con el tamaño del banco, mientras que las respuestas a los sobrevuelos inofensivos se mantenían constantes. Esto significa que los bancos de arena más grandes no solo se volvieron más sensibles, sino también más perspicaces. Una mejora esencial en la calidad de las decisiones.

estudio de bancos de peces

Imagen: Descripción general del sistema de estudio. Crédito: Science Advances (2025). DOI: 10.1126/sciadv.adt8600

Grupos más inteligentes, no solo los más grandes

En la teoría de la detección, la toma de decisiones a menudo implica un equilibrio: si actúas rápido, podrías cometer más errores. Si esperas más, corres el riesgo de perder tu oportunidad. Pero los bancos de peces de este estudio no solo se volvieron más precisos, sino también más rápidos. Los grupos más grandes tardaron menos tiempo entre la primera señal de perturbación y la decisión colectiva de continuar la acción evasiva.

Esta capacidad de romper dos disyuntivas fundamentales entre verdaderos y falsos positivos, y entre velocidad y precisión, es lo que distingue a estos hallazgos. "En los bancos más grandes, las tasas de detección fueron casi perfectas: casi el 100 % de los ataques de kiskadee se identificaron correctamente", afirma Korbinian. "Ese nivel de rendimiento sería imposible para un solo pez".

De bancos de mollies a multitudes de personas

Si bien los modelos previos han explicado la toma de decisiones grupales mediante ideas como las reglas de quórum, donde los individuos solo actúan cuando lo hace un número mínimo de vecinos, la magnitud de estos bancos (de decenas a cientos de miles de individuos) dificulta la aplicación de tales explicaciones. Es improbable que todos los peces se observen entre sí. En cambio, los investigadores sospechan que podría estar en juego un proceso más complejo y autoorganizado.

"Estamos empezando a pensar en estos bancos de peces como redes neuronales", dice Korbinian. "Podrían operar en algo llamado criticidad: un estado que optimiza el flujo de información en grandes sistemas, desde los cerebros hasta las multitudes".

Comprender cómo los grandes colectivos animales procesan la información con tanta eficacia podría inspirar futuros modelos tanto en biología como en inteligencia artificial. Además, ayuda a responder una pregunta evolutiva fundamental: ¿Por qué los animales viven en grupos, en primer lugar?

Una ventana a la inteligencia natural

Este estudio se suma a la creciente evidencia de que los colectivos animales pueden actuar como algo más que la suma de sus partes, especialmente bajo presión. Al combinar hábilmente las aportaciones individuales para tomar rápidas y precisas decisiones, grupos como estos mollies sulfurosos ofrecen información sobre la evolución de la inteligencia misma.

"Para mí, lo más emocionante es que pudimos vislumbrar la cognición colectiva real y salvaje en acción", dice Korbinian. "Estos peces están resolviendo juntos un problema cognitivo realmente complejo, y lo están haciendo mejor de lo que jamás imaginamos".

Los hallazgos ha sido publicados en Science Advances bajo el título "Better and faster decisions by larger fish shoals in the wild"

Etiquetas: Banco de pecesDecisiónEludirDepredador

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