Utiliza un sistema de resortes biológicos, cerraduras y palancas para accionar sus rápidos ataques
El título de boxeo de peso pluma del mundo animal pertenece al camarón mantis, un crustáceo del tamaño de un cigarro cuyas pinzas frontales pueden proporcionar un explosivo golpe de 60 millas por hora similar a una bala saliendo del cañón de un arma.
Ahora, un estudio de la Universidad de Duke de 80 millones de años de evolución del camarón mantis revela una característica clave de cómo evolucionaron estas armas rápidas su increíble variedad de formas - desde espinosas y con púas, a lanzas, hachas y martillos - mientras que conservaban su característico golpe.
Los investigadores de Duke, Philip Anderson y Sheila Patek estudiaron a casi 200 ejemplares de camarón mantis que representan tres docenas de especies.
El camarón mantis utiliza un sistema de resortes biológicos, cerraduras y palancas para accionar sus rápidos ataques, lo que le permite golpear mucho más rápidamente de lo que sería posible solo con la potencia muscular.
El equipo tomó cuidadosas medidas y calculó la capacidad de cada ejemplar para transmitir la fuerza muscular y el movimiento a la parte de la pinza que se abre hacia afuera para aplastar o lanzarse sobre su presa - una propiedad mecánica conocida como transmisión cinemática.
Cuando los investigadores mapearon sus mediciones en el árbol genealógico del camarón mantis, descubrieron que ciertas partes de la pinza estaban más fuertemente asociadas con los cambios en la mecánica que otras - permitiendo a las otras partes evolucionar de forma relativamente independiente sin comprometer el galardonado golpe del camarón mantis.
"Esta investigación arroja nueva luz sobre cómo evolucionaron estos increíbles movimientos", dijo Anderson.
Sugiere que las pinzas del camarón mantis fueron capaces de evolucionar tantas formas debido a que sus propiedades mecánicas se ven más afectadas por los cambios en algunas partes que en otras - un patrón que los investigadores llaman "sensibilidad mecánica".
Artículo científico: Mechanical sensitivity reveals evolutionary dynamics of mechanical systems