Investigación de EE. UU. ofrece pistas sobre la naturaleza del misterioso engrama
Los científicos han podido transferir la memoria de un caracol a otro, proporcionando una tentadora pista a la respuesta de una de las preguntas más irritantes de la biología: ¿cómo se almacenan los recuerdos?
En un artículo publicado en la revista eNeuro, un equipo dirigido por David Glanzman de la Universidad de California, Los Ángeles, en los EE. UU., informa de un intrigante experimento con el uso de caracoles marinos conocidos como babosa marina borracha llamadas comúnmente liebres de mar californianas (Aplysia californica).
Los investigadores entrenaron a una cohorte de esos moluscos para exhibir un reflejo defensivo cuando sus colas fueron estimuladas por leves descargas eléctricas. Una segunda cohorte, sin entrenamiento, no mostró el reflejo.
Una vez que se estableció la acción refleja en los caracoles entrenados, se sacrificaron y se extirparon sus ganglios abdominales. El proceso se repitió con algunos de los animales no entrenados. A través de varios procedimientos, se extrajo el ARN de las muestras y se preparó para la introducción en otros caracoles mediante inyección.
Algunos de los nuevos caracoles recibieron ARN de la cohorte entrenada, y algunos, como controles, del grupo desentrenado.
Glanzman y sus colegas descubrieron que aquellos que recibían ARN de las liebres marinas entrenadas exhibían las mismas acciones reflejas en respuesta a la simulación de la cola, a pesar de que ellos mismos no habían sido entrenados para hacerlo.
El resultado es importante ya que proporciona una pista sobre la naturaleza de lo que se conoce como el "engrama", una palabra que funciona un poco como el término "materia oscura" en el sentido de que denota algo que debe existir pero sobre el cual casi nada es conocido.
"Engrama" es la palabra utilizada para designar el sustrato físico de la memoria: la estructura interna del cerebro que almacena físicamente memorias a largo plazo, en general análogas a la forma en que un disco duro almacena datos en una computadora.
El término fue acuñado en la primera década del siglo XX por el biólogo evolutivo alemán Richard Semon, pero hasta la fecha no ha habido evidencia definitiva producida para mostrar de manera concluyente los mecanismos o estructuras biológicas involucradas.
La teoría favorita actual entre los neurocientíficos, sin embargo, es que los recuerdos a largo plazo están codificados en las sinapsis: las interfaces funcionales entre las neuronas a través de las cuales pasan las señales eléctricas o químicas.
El trabajo de Glanzman y su equipo, sin embargo, da peso a una contra-teoría emergente que sugiere que la memoria a largo plazo en realidad se almacena dentro de los cuerpos celulares de las propias neuronas.
Esto plantea la posibilidad de que el ARN desempeñe un importante papel en la formación de la memoria, una idea que algunos estudios previos que usaron la misma especie de caracol parecen respaldar.
En su artículo, Glanzman y sus colegas dicen que sus resultados plantean muchas preguntas nuevas sobre la mecánica del almacenamiento de memoria y la naturaleza del engrama. Sin embargo, concluyen que sus hallazgos ofrecen un "soporte dramático" para la idea de que la memoria no tiene que almacenarse en las sinapsis.
Artículo científico: RNA from Trained Aplysia Can Induce an Epigenetic Engram for Long-Term Sensitization in Untrained Aplysia