Forman un 'muro de bocas' para atrapar y comer medusas
Cuando tienes la boca pequeña, el trabajo en equipo puede ayudar a derrotar a una enorme presa
Es posible que los corales no parezcan despiadados depredadores, dado que están asentados en el fondo del océano y se parecen más a flores que a cazadores. Pero no te dejes engañar. Estos animales son mucho más feroces de lo que parecen, incluso con sus pequeñitas bocas.
Cuando el biólogo Tomas Vega Fernández vio por primera vez un pequeño coral naranja que atrapaba y consumía aguijones malva, una medusa muy potente y de tamaño mucho más grande, estaba comprensiblemente sorprendido.
Él y su colega Luigi Musco estaban examinando coral anaranjado, falso coral o coral estrellado (Astroides calycularis) frente a la isla italiana de Pantelleria cuando Fernández notó que los corales del tamaño de una punta de dedo mordisqueaban lo que parecían ser trozos de medusa.
"Hice una señal a Luigi de inmediato", recordó Fernández, biólogo de la Stazione Zoologica Anton Dohrn en Nápoles, Italia. Luego vieron más pólipos que se habían apoderado de los tentáculos y que estaban comiendo masivamente.
Reportaron el avistamiento a Fabio Badalamenti, Director de Investigación del Instituto del Consejo Nacional de Investigación Italiano para el Medio Ambiente Marino Costero en Sicilia, quien en ese momento estaba supervisando el proyecto de coral. Empezó a buscar estas medusas cerca de los corales, y no pasó mucho tiempo antes de que él también presenciara el fenómeno.
"Una medusa que apareció después fue atrapada en cuestión de minutos por un "muro de bocas". La medusa intentó moverse, escapar, pero no había forma", dice Badalamenti.
En total, los investigadores vieron 20 aguijones malva, también conocida como acalefo luminiscente, medusa luminescente o clavel (Pelagia noctiluca) comidos por los corales de esta manera durante varios años y publicaron sus observaciones en la revista Ecology.
Los corales coordinan los ataques
Los corales y las medusas son en realidad primos cercanos, ambos pertenecientes a los cnidarios, un antiguo grupo de animales con tentáculos punzantes.
No es la primera vez que se ha visto a un cnidario anclado consumiendo a uno de sus parientes más móviles - se han visto en el Mar Rojo corales de hongo chupando medusas luna, y han sido observadas anémonas indonesias masticando varios tipos de medusas.
Pero ambas especies tienen grandes bocas más aptas para capturar presas más grandes. Los pólipos de este coral anaranjado tienen cada uno aproximadamente un centímetro de ancho, mucho más pequeños que los aguijones malva, cuyas campanas por sí solas pueden ser tan anchas como una colonia coralina completa.
Entonces, para vencer a su comida mucho más grande y más móvil, los corales hacen algo notable: unen sus fuerzas.
Unos pocos pólipos inician su actividad agarrándose a la campana de la medusa con sus diminutos tentáculos cuando el animal comete el error de nadar demasiado cerca. Otros agarran rápidamente los grandes brazos de alimentación de la medusa, ingieren las puntas y aseguran que la medusa no puede nadar lejos. Luego más pólipos, a veces varias colonias a la vez, toman pedazos y lentamente trocean la medusa atrapada.
Este ataque sincronizado de varias colonias a la vez impresionó particularmente a los científicos. "La coordinación entre los pólipos es notable", dice Bert Hoeksema, investigador principal del Naturalis Biodiversity Center en Leiden, Países Bajos, que no participó en este estudio.
Los investigadores aún no saben si los corales se comunican entre sí para coordinar su ataque, o si la cooperación se produce sin una señal explícita entre las colonias.
Vista cercana de pólipos de coral tragando un trozo de medusa en la isla de Pantelleria.
Lucha de medusas
Tampoco está claro cómo lidian los corales con las potentes toxinas que tienen las medusas, ya que esta especie se considera muy peligrosa para las personas. Puede ser que, como primos evolutivos, sean simplemente inmunes al veneno de los aguijones. O bien, pueden tener alguna otra forma de combatir las picaduras. Todo lo que Badalamenti sabe es que los corales "se veían muy felices" mientras comían.
La idea de que los pequeños corales puedan comer grandes animales "hace que la sabiduría convencional se ponga de cabeza", dice J. Murray Roberts, profesor de la Universidad de Edimburgo en Escocia y coautor del artículo. "Nos hace repensar lo que sabemos sobre cómo se alimentan los corales, y nos hace pensar en las formas en que cooperan los pólipos de coral para atrapar grandes presas".
Los aguijones malva pasan la mayor parte de sus vidas en aguas más profundas, por lo que es poco probable que los corales tengan un gran impacto en sus poblaciones, dicen los científicos. Pero ellos y otros grandes bichos gelatinosos podrían ser alimento esencial para los corales. A diferencia de muchas especies de coral, el coral anaranjado no tiene algas simbióticas para producir alimento, por lo que depende completamente de su captura.
Cuando las medusas florecen cerca de la costa, son un recurso abundante, dice Badalamenti, y probablemente representen una fuente de alimento clave. "Creo que las colonias disfrutan bastante de la presencia de plancton gelatinoso grande".
El fenómeno puede ser estacional, dice Hoeksema, lo que podría ayudar a explicar por qué nadie lo había informado antes. "Una vez que prestas atención, es posible que lo veas con más frecuencia", dice. Él espera que más biólogos mantengan los ojos bien abiertos y publiquen avistamientos tan inesperados.
Para Badalamenti, el descubrimiento realmente refuerza cuánto tenemos que aprender sobre el mundo que nos rodea, especialmente bajo las olas. "Cuando tenemos la oportunidad de observar la naturaleza, la naturaleza puede decirnos muchas cosas", dice.
Artículo científico: Protocooperation among small polyps allows the coral Astroides calycularis to prey on large jellyfish