Las asociaciones anémona-pez han evolucionado al menos 55 veces
Si no puedes encontrar a Nemo, intenta buscar entre las anémonas. Se han convertido en grandes amigos en lo que los investigadores australianos dicen que es un ejemplo clásico de "mutualismos interespecies".
"Los peces payaso viven dentro y alrededor de las anémonas, ayudando a ahuyentar a los depredadores de la anémona y proporcionándoles alimentos, mientras que a cambio la anémona brinda protección con sus tentáculos urticantes", dice el biólogo William Feeney de la Universidad de Queensland (UQ).
"El pez payaso ha evolucionado para resistir las picaduras de la anémona, por lo que termina siendo una relación muy beneficiosa para ambas especies".
Feeney, junto con otros investigadores de la UQ y de la Universidad Deakin en Victoria, dice que la interacción ayuda a explicar cómo ha dado forma la selección natural a los patrones globales de diversidad biológica. Sus hallazgos se presentan en un artículo publicado en la revista Ecology Letters.
"Probamos y confirmamos una idea muy básica e intuitiva, pero logísticamente difícil, en la ecología evolutiva", señala.
"En pocas palabras, buscábamos averiguar si las presiones externas, como los depredadores, pueden explicar la repetida evolución de este tipo de asociaciones de beneficio mutuo".
La investigación, que combinó el análisis genético con experimentos de campo en la Polinesia Francesa, encontró que los mutualismos entre anémona y peces han evolucionado al menos 55 veces en 16 familias de peces en los últimos 60 millones de años.
“Esto es mucho más común de lo que se pensaba anteriormente. Más de una cuarta parte de las familias de peces asociadas a los arrecifes de coral tienen al menos una especie que se asocia con anémonas", dice el coautor Rohan Brooker.
Los investigadores dicen que el estudio sugiere que la depredación puede explicar la evolución independiente de los comportamientos cooperativos entre especies, y que este patrón evolutivo podría aplicarse globalmente.
Artículo científico: Predation drives recurrent convergence of an interspecies mutualism