Los científicos sospechan que los peces usan para comunicarse pulsos de urea o feromonas en la orina
El pez sapo del Golfo es un parlanchín. Al igual que muchos otros peces, este solitario pez de fondo produce sonidos para atraer parejas. Pero un nuevo estudio sugiere que el pez sapo también podría estar usando olores para comunicarse. Más concretamente, el olor de su orina.
"¿Ves a los perros oliéndose su mismo pis?", dice Maria Cartolano, autora principal del estudio y bióloga de la Universidad de Miami en Florida. "Es similar a eso".
La orina es esencialmente un vehículo para excretar los desechos metabólicos. Sin embargo, a diferencia de los perros, Cartolano señala que el pez sapo del Golfo (Opsanus beta) y la mayoría de los otros peces excretan de manera constante la mayor parte de sus desechos metabólicos a través de sus branquias, no en liberaciones controladas a través del tracto urinario.
El pez sapo del Golfo, que vive en el Golfo de México, es uno de los pocos peces que puede cambiar entre excretar dos formas de desechos metabólicos: el amoníaco y la urea. Basándose en investigaciones anteriores, Cartolano y su equipo sabían que, durante la temporada de reproducción, el pez sapo libera más urea, aunque la conversión de amoníaco en urea es energéticamente costosa. Pero a diferencia del amoníaco, que debe excretarse continuamente, la urea se puede liberar en un pulso controlado, lo que le da potencial como señal.
Cartolano y sus colegas creen que para enviar mensajes a través de la orina, el pez sapo debe estar cambiando la forma de sus desechos.
Para averiguar si estos pulsos de urea son una señal del deseo de aparearse de los peces, los investigadores llevaron 101 peces al laboratorio y registraron sus excreciones cuando estaban expuestos al agua de mar con diferentes aromas: el olor a presa, un olor a alarma, el olor de un potencial compañero, o sin olor.
Descubrieron que los peces sapo expuestos al olor de una potencial pareja tenían más probabilidades de liberar urea, pero también lo estaban los peces sapo expuestos a la presa. El olor de una potencial pareja también causó que el pez sapo liberara urea con más frecuencia.
Los científicos creen que este cambio implica que los peces se comunican utilizando su orina, pero los resultados no son concluyentes. Todavía necesitan mostrar que las señales de orina afectan el comportamiento reproductivo, y determinar si es el pulso de urea lo que es la señal o si hay una feromona no detectada en la mezcla.
Peter Sorensen, un biólogo de peces de la Universidad de Minnesota que no estuvo involucrado en el nuevo estudio, se muestra escéptico de que la urea sea la señal. Señala que la urea es una molécula muy común, mientras que las feromonas son mucho más específicas de cada especie. Sin embargo, "existen todas las razones fisiológicas, genéticas y ecológicas para creer que los peces marinos utilizan feromonas y otras señales químicas", dice Sorensen.
A medida que los científicos aprenden más sobre la comunicación con los peces, también están descubriendo formas en que los humanos están interfiriendo con ella. Los estudios demuestran que los peces sapo en áreas con tráfico ruidoso de barcos tienen más dificultades para escucharse y vocalizan menos. Los impactos humanos también están interfiriendo en la comunicación química.
La acidificación del océano afecta la capacidad de los peces para oler, al igual que una serie de contaminantes. Esta interferencia podría tener consecuencias para las poblaciones de peces sapo.
"Si les estamos quitando su capacidad para comunicarse de manera vocal y química, ¿cómo podrán encontrar a sus parejas?", dice Cartolano.
Artículo científico: Do Gulf Toadfish Use Pulsatile Urea Excretion to Chemically Communicate Reproductive Status?