Información sin precedentes sobre la apariencia y la biología de estos extintos reptiles
Un pequeño equipo de arqueólogos, geólogos, paleontólogos y científicos del clima ha descubierto que al menos un tipo de plesiosaurio tenía en sus aletas escamas similares a las de las modernas especies de tortugas marinas. Para su estudio el grupo examinó un espécimen único que había estado almacenado en un sótano durante los últimos 75 años.
En 1940, investigadores en Alemania desenterraron un fósil en una cantera cerca de la ciudad de Holzmaden, que reconocieron como un plesiosaurio; posteriormente durante la Segunda Guerra Mundial fue escondido en el jardín de un museo para protegerlo. Después de la guerra, fue desenterrado del jardín del museo y almacenado, donde permaneció hasta 2020; solo entonces se estudió el fósil en detalle.
El nuevo equipo de investigación confirmó que se trataba de un plesiosaurio de hace aproximadamente 183 millones de años, un reptil marino que vivió durante la época de los dinosaurios y se extinguió después de la extinción masiva. También observaron que se había conservado en mejores condiciones que cualquier otro fósil de su tipo debido a que estaba incrustado en esquisto de posidonia. Su estado era tan bueno que al microscopio los investigadores pudieron distinguir núcleos de piel.
"Los tejidos blandos fosilizados, como la piel y los órganos internos, son excepcionalmente raros. Utilizamos una amplia gama de técnicas para identificar piel lisa en la región de la cola, así como escamas a lo largo del borde posterior de las aletas. Esto nos proporcionó información sin precedentes sobre la apariencia y la biología de estos reptiles extintos hace mucho tiempo", dice Miguel Marx, estudiante de doctorado en geología en la Universidad de Lund y autor principal del estudio.
Los resultados revelan una combinación inusual de piel lisa y escamosa en diferentes partes del cuerpo. Los investigadores creen que esta variación podría estar relacionada con diferentes funciones. El plesiosaurio necesitaba nadar eficientemente para atrapar peces y animales similares a los calamares, una tarea que se le hacía más fácil gracias a su piel lisa e hidrodinámica. Sin embargo, también necesitaba moverse por accidentados fondos marinos, algo que probablemente le habrían permitido hacer las aletas escamosas.
Al igual que otros plesiosaurios, el espécimen en estudio tenía un cuello serpenteante, dos pares de aletas y una boca con fuertes músculos mandibulares y afilados dientes. Los científicos conocen a los plesiosaurios desde hace un par de siglos y tienen una comprensión general de su anatomía, pero estos nuevos hallazgos proporcionan más detalles sobre su apariencia exacta.
Imagen: Esqueleto del nuevo plesiosaurio en el Urwelt-Museum Hauff en Holzmaden, Alemania. (Imagen: Klaus Nilkens/Urwelt-Museum Hauff)
"Además del mosaico de piel lisa y escamas, fue un momento increíble visualizar las células en delgadas secciones de la piel fosilizada del plesiosaurio. Me quedé impactado cuando vi células de piel que se habían conservado durante 183 millones de años. Era casi como ver piel moderna", dice Miguel Marx.
Al reconstruir la apariencia de los animales antiguos, los investigadores pueden mejorar nuestra comprensión de la macroevolución y las adaptaciones necesarias para sobrevivir en entornos específicos. Al recrear el pasado, también podemos entender mejor la historia de la Tierra y hacia dónde nos dirigimos.
El espécimen ha permitido a los investigadores modelar con mayor precisión la criatura, lo que ha proporcionado información sobre su comportamiento y su hábitat. Los hallazgos también han desmentido algunas teorías sobre su apariencia, lo que significa que su historia evolutiva necesitará una revisión.
El estudio se ha publicado en la revista Current Biology: Skin, scales, and cells in a Jurassic plesiosaur