Unos peces gigantescos (Bonnerichthys gladius) precedieron a las ballenas durante 100 millones de años
Estas especies fueron pioneras en estrategias de alimentación por filtración

Ahora, un equipo científico ha descubierto unos ejemplares de peces filtradores gigantescos que poblaron los mares antes que las ballenas modernas, y una variedad de tiburones y rayas ocuparan su sitio en la cadena alimentaria. Vivieron en los océanos durante más de 100 millones de años, hasta la extinción de los dinosaurios. Se podría decir que ellos "inventaron" la técnica que hoy utilizan las ballenas para alimentarse: abrir la boca y tragar todo lo que se ponga por delante filtrando el agua en busca de placton.
El equipo internacional que llevó a cabo el estudio incluyó a académicos de las universidades de Glasgow y Oxford, la Universidad DePaul en Chicago, la Universidad de Fort Hays, en Kansas y la Universidad de Kansas.
Para los científicos, ha resultado una sorpresa que estos animales «gargantúa» (tragones) de varios metros de longitud sobrevivieran durante tanto tiempo, hasta la extinción de los dinosaurios, ya que se creía que sólo habían existido durante una breve etapa del Jurásico.
La revista Science detalla el descubrimiento de los fósiles de estos peces gigantes.
Según Matt Friedman, investigador en el Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Oxford (Reino Unido), el estudio confirma el descubrimiento de nuevos ejemplares de peces filtradores gigantescos como los Bonnerichthys que poblaron los mares antes de las ballenas barbadas modernas.

Los científicos, entre los que se encuentran paleobiólogos de la Universidad de Oxford, analizaban un antiguo fósil conservado en un museo de Kansas y atribuido a un pez espada, bautizado como Bonnerichtys en honor a la familia de Kansas que descubrió los fósiles, entonces se percataron de que, en realidad, tenían entre manos algo distinto y mucho más antiguo.
Cuando los miembros del equipo comenzaron a limpiar la muestra, encontraron una enorme boca sin dientes, con una extensa red de finas placas óseas alargadas para extraer grandes cantidades de plancton microscópico.
El proyecto comenzó en Glasgow, con una revisión de los restos de los peces gigantes Leedsichthys del Jurásico (en la recreación del dibujo de la cabecera, junto a un Liopleurodon rossicus), en relación con la excavación de un nuevo modelo de esta criatura en Peterborough.
Los científicos habían tomado al Leedsichthys como un ejemplo aislado de pez gigante que usaba el filtro como método de alimentación en los océanos durante la época de los dinosaurios.
Pero había una laguna en el registro fósil entre él y la primera aparición de los modernos filtro alimentadores, unos 100 millones de años más tarde.
El Dr. Jeff Liston, de la Universidad de Glasgow, dirigió la excavación en Peterborough y encontró en el nuevo modelo de ser una anomalía.
"El avance se produjo cuando se descubrieron fósiles adicionales, similares a Leedsichthys, pero en rocas mucho más jóvenes", dijo.
"Estas muestras indicaron que había peces gigantes filtro alimentadores durante mucho más tiempo de lo que pensábamos.

"Entonces empezamos a recorrer las colecciones de los museos, y empezamos a encontrar peces fósiles con esta característica en su alimentación en todas partes del mundo, a menudo sin estudiar o mal identificadas."
Varios de los nuevos fósiles más importantes -todos de la misma familia de peces óseos extintos, como el Leedsichthys- vinieron de sitios en Kansas. Otros restos se encontraron en lugares tan distantes como Dorset y Kent en el Reino Unido, y en Japón.
"Sabíamos que este tipo de peces existieron durante un período de la era Jurásica -hace aproximadamente 170 millones de años-, pero nuestro descubrimiento muestra fósiles mucho más recientes durante el Mesozoico", explica el especialista Matt Friedman. Exactamente, hasta hace 65 millones de años, cuando los dinosaurios acabaron su reinado.
Estos nuevos hallazgos demuestran que los "filtradores masivos" (peces que tragan agua con la boca abierta y filtran la comida, con ayuda de esos huesos de que estaban dotados para atrapar a las criaturas marinas más diminutas, mientras que el agua escapa a través de rendijas en las agallas), vivieron hace entre 170 y 65 millones de años. Una variedad de tiburones y rayas tomaron su lugar en la cadena alimenticia.
Durante esa época, estas especies fueron pioneras de estas estrategias áltamente efectivas de alimentación por filtración que se observan ahora en los vertebrados marinos más grandes.
El Dr. Liston dijo que los resultados tendrán "implicaciones para nuestra comprensión de la productividad biológica en los océanos modernos, y la forma en que la productividad ha cambiado con el tiempo".
Los científicos aseguran que nadie había descubierto con anterioridad la historia evolutiva de estos peces por falta de medios. Simplemente, faltan paleontólogos que trabajen con fósiles marinos. «Hay muchos más ejemplares fósiles que investigadores», afirma también Friedman.

Esta última afirmación ha sido corroborada por un nuevo informe elaborado por investigadores de la Universidad George Mason y la Universidad de Otago, en Nueva Zelanda, que muestra un fuerte vínculo entre la diversidad de organismos en la parte inferior de la cadena alimentaria y la diversidad de mamíferos en la parte superior.
Mark D. Uhen, geólogo de Mason y uno de los autores del trabajo, dice que a lo largo de los últimos 30 millones de años, los cambios en la diversidad de las especies de ballenas en cualquier período de tiempo determinado se correlaciona con la evolución y diversificación de las diatomeas, pequeñas y abundantes algas que viven en el océano.
Es decir, mientras más tipos de diatomeas viven en un período de tiempo, más tipos de ballenas existen. Para realizar su investigación, que ha sido publicada en el número más reciente de la revista Science, Uhen y Félix G. Mark, de la Universidad de Otago, reunieron los registros de miles de fósiles de ballenas en una base de datos para analizar e identificar los fósiles diferentes.
Los registros fósiles muestran una relación directa entre la productividad del océano y la variedad de fósiles de ballena. De acuerdo con Uhen, también se encontró una correlación entre los cambios globales y la variedad de fósiles, siendo ésta la primera vez que tal correlación se ha demostrado.