Los arqueólogos marinos están empezando a comprender qué pasó realmente con el desafortunado barco del Capitán Santa
El 23 de noviembre de 1912 la tormenta que azotaba desde el norte hizo que los barcos corriesen en busca de refugio por todo el lago Michigan; entre ellos, una goleta de tres mástiles, la Rouse Simmons, llena de miles de árboles de hoja perenne.
Después de haber recogido su carga de los bosques de coníferas de la Península Superior de Michigan, se esperaba con impaciencia a la Rouse Simmons en su atracadero habitual a lo largo del río Chicago. Pero al no haber señales del barco para el Día de Acción de Gracias, cinco días después, las familias de la tripulación comenzaron a temer lo peor.