Se considera la primera expedición sanitaria internacional de la historia
El mayor obstáculo para la vacunación masiva en el siglo XIX fue mantener vivo el virus fuera del cuerpo humano mientras el precioso pus se transportaba en tubos sellados a comunidades distantes asoladas por la viruela. En un momento en que la refrigeración, la contención estéril y la asepsia eran inexistentes, se intentó obtener la linfa vacunal secada en hilos de seda o sellada entre placas de vidrio, pero tales métodos demostraron ser poco fiables en viajes largos y en climas cálidos.
Entonces, cuando surgió la necesidad de vacunar a las remotas colonias españolas en América y Asia, el Dr. Joseph Flores, el médico del rey Carlos IV de España, propuso una ingeniosa solución: llevar el virus vivo en seres humanos.