Durante siglos los marineros utilizaron esta herramienta de baja tecnología para navegar por los océanos del mundo
En los buques del siglo XVI en el medio del océano la supervivencia dependía de que el capitán y la tripulación conociese su nave de adentro hacia afuera, desde los matices del aparejo a cómo se comportaba el barco en condiciones meteorológicas adversas. Una cosa que no siempre sabían era la ubicación exacta de la nave. Sin puntos de referencia, los marineros navegaban usando una práctica llamada navegación a estima.
Para ello los marineros medían continuamente dos parámetros vitales: velocidad y dirección. La direction se determinaba con un compás. Para la velocidad los marineros usaban comunmente el método "chip log" (se puede tradicir como tablas de registro): lanzaban una cuerda con un flotador de madera colocado en el extremo de popa del barco. La cuerda estaba anudada a intervalos regulares y los marineros cronometraban cuántos nudos salían del carrete en una determinada cantidad de tiempo (de ahí el origen del término nudos de velocidad). Luego, a partir de su última ubicación conocida, el navegante utilizaba las mediciones de velocidad y dirección para trazar su posición actual en el océano.
Esto requería una gran cantidad de datos y, como la mayoría de los marineros eran analfabetos, necesitaban un método que no fuese escrito para registrar sus mediciones para el navegante.
La solución durante siglos fue la tabla transversal. La parte superior redondeada de la tabla dio a luz un patrón de compás pintado con 32 puntos. De cada punto aparece una línea de ocho agujeros que irradiaban desde el centro de un círculo. La porción cuadrada inferior de la tabla tenía líneas horizontales de agujeros bajo las columnas que representan la velocidad del buque en nudos.
Durante cada reloj estándar de cuatro horas el equipo medía la velocidad del barco y la dirección en ocho ocasiones, cada media hora, y las grababa usando clavijas: la dirección bajo la punta del compás correspondiente en la parte superior redondeada; la velocidad a lo largo de la parte inferior. Después de cada reloj, el navegador recogía los datos, registraba la trazada en un gráfico, aclaraba el tablero y luego comenzaba de nuevo el proceso.
Las tablas se utilizaron ampliamente en toda Europa y Escandinavia desde finales del siglo XV hasta mediados del siglo XIX. Pero sólo eran buenas para mediciones de dirección o velocidad, que podrían ser inexactas ya que no tenían en cuenta factores tales como la variabilidad de las corrientes oceánicas. Sin embargo, mucho antes de las cartas electrónicas y GPS, la tabla transversal y otras herramientas simples fueron suficientes para guiar a intrépidos exploradores como Cristóbal Colón y Fernando de Magallanes a través de océanos inexplorados.