Con la ayuda de cartógrafos, los mapas se convierten en una herramienta contra la explotación
Después de los viajes de Cristóbal Colón, España y las otras potencias de Europa comenzaron a estudiar y cartografiar rápidamente el Nuevo Mundo.
Los límites que dibujaron reflejaban sus propias ambiciones y rivalidades imperiales, con poca consideración por los pueblos indígenas que ya vivían allí. "Tanto como los cañones y los buques de guerra, los mapas han sido las armas del imperialismo", escribió el geógrafo J.B. Harley.
Los gobiernos y grandes compañías todavía utilizan los mapas para reclamar tierras y recursos, a menudo a expensas de las poblaciones indígenas, dice Mac Chapin, antropólogo y cofundador del Centro sin fines de lucro para el Apoyo de las Tierras Nativas. El grupo ha estado ayudando a los indígenas a hacer un mapa de sus territorios desde la década de 1980. Los grupos indígenas han usado esos mapas para buscar el estado de protección de sus tierras y para combatir la explotación no deseada de sus recursos naturales por parte de petroleras, madereras y otras compañías.
El proyecto Panamá
Un proyecto temprano en la década de 1990 se enfocó en la remota región del Darién de Panamá. Los mapas oficiales del área contenían poco detalle: la persistente capa de nubes y el denso dosel del lluvioso bosque eran impenetrables a las imágenes satelitales y las fotos aéreas que los cartógrafos del gobierno usaban para hacer sus mapas. Pero para los tres grupos indígenas principales en la región, Emberá, Wounaan y Guna, la tierra estaba llena de puntos de referencia.
"Tienen nombres para los ríos, las montañas y los sistemas de arrecifes en el océano", dice Chapin. "Pero nadie les había pedido que pusieran esto en un mapa".
El enfoque de la organización fue simple: pedir a los pueblos indígenas que dibujasen mapas detallados de sus tierras, y luego hacer que los cartógrafos profesionales incorporasen esta información en mapas modernos, geográficamente precisos.
Para mapear el Darién, los líderes indígenas seleccionaron a hombres de las comunidades de la región para que actuaran como topógrafos. Luego, los topógrafos partieron en autobús, en canoa o a pie, armados con lápices, bolígrafos y hojas en blanco de papel manila para dibujar los canales locales y otros puntos de referencia.
En colaboración con los aldeanos y sus líderes, dibujaron cuidadosamente mapas que incluían cosas de importancia para sus comunidades que normalmente no aparecerían en los mapas del gobierno, como lugares de caza y pesca, o lugares donde se reunía leña, fruta o medicinas. A menudo optaron por dejar de lado los cementerios y los sitios sagrados, prefiriendo mantener ese conocimiento dentro de sus comunidades. La calidad de estos mapas varía considerablemente, pero los mejores de ellos son obras de arte, dice Chapin.
Cartógrafos de la Universidad de Panamá y del Instituto Geográfico Nacional del país, tomaron estos mapas dibujados a mano y los combinaron con mapas topográficos, información de fuentes oficiales del gobierno y fotos aéreas para producir el mapa más detallado y preciso disponible del Darién.
América Central re-mapeada
El proyecto Darién fue una pieza de una iniciativa mucho más grande. Chapin y su equipo han trabajado para detallar los territorios de los grupos indígenas que viven en América Central (la National Geographic Society ha financiado parte de este trabajo). El último mapa, que abarca más de 60 territorios, se publicó en 2016 en colaboración con la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Para crearlo participaron aproximadamente 3.500 indígenas en más de 130 talleres de mapeo.
El mapa de 2016 revela una notable superposición entre las poblaciones indígenas y los bosques mejor conservados y las áreas marinas que quedan en Centroamérica, dice Grethel Aguilar, directora de la oficina regional de la UICN en San José, Costa Rica. Para Aguilar, eso es una señal clara de que cualquier estrategia para preservar estos entornos naturales debe tener en cuenta a los grupos indígenas. "Si no trabajamos con los indígenas y protegemos sus derechos, es muy poco probable que la región logre sus objetivos de conservación", dice.
Desde 2016, dice Aguilar, el mapa, así como mapas digitales más detallados producidos por la UICN, han sido utilizados por grupos indígenas en América Central para presionar por el reconocimiento y la protección legal de sus gobiernos locales y nacionales, y para rechazar a las compañías que buscan concesiones para explotar o construir represas hidroeléctricas en sus tierras.
Cuando Chapin, Aguilar y otros presentaron el mapa en una reunión de las Naciones Unidas en 2016, asistieron varios líderes indígenas. "Uno de los grandes jefes Guna me llevó a un lado y me dijo: 'Gracias por hacernos visibles'", dice Chapin. "Eso realmente me conmovió".