La locomoción de las estrellas de mar podría ayudar a diseñar en robótica sistemas más simples y descentralizados
¿Alguna vez has visto moverse una estrella de mar? Para muchos de nosotros, las estrellas de mar parecen inmóviles, como una roca en el fondo del océano, pero en realidad tienen cientos de patas tubulares unidas a su vientre. Estas patas se estiran y contraen para adherirse al accidentado terreno, aferrarse a la presa y, por supuesto, moverse.
Cualquier pata tubular de una estrella de mar común (Asterias rubens) puede actuar de manera autónoma en respuesta a los estímulos pero, unidas, pueden sincronizar su movimiento para producir un movimiento de rebote, su versión de correr. Durante años, los investigadores se han preguntado exactamente cómo logra una estrella de mar esta sincronización, dado que no tiene cerebro y un sistema nervioso completamente descentralizado.