El autónomo Echo Voyager pesa 50 toneladas y mide más de 15 metros
En lo que se refiere a lugares dónde ir, el fondo del océano es un lugar particularmente exasperante para explorar. Cualquier persona o cosa que se envíe allí tiene que lidiar con la oscuridad, con miles de kilos de presión por cada centímetro cuadrado, y la incapacidad para reponer los suministros o el combustible sin regresar a la nave nodriza.
En los últimos años, los vehículos submarinos no tripulados (UUVs - unmanned undersea vehicles) han mejorado la situación, eliminando la necesidad de enviar un ser humano hacia el fondo conectado a un buque de superficie con un largo cable umbilical (Ver: La extraña y maravillosa historia de los trajes de buceo, desde 1715 a la actualidad). Entre ellos se incluyen los robots submarinos de Boeing Echo Ranger y Echo Seeker, que pueden pasar el tiempo de unos días por debajo de la superficie, con profundidades medidas en decenas o cientos de millas. Eso es progreso, pero no es suficiente para emancipar a los UUVs de la necesidad de un buque de superficie cercano con un equipo humano, lo que eleva exponencialmente los costos.
Estos UUVs son "nada más que una extensión o una aplicación del buque de superficie", dice Lance Towers, que tiene el impresionante y convincente título de director de mar y tierra en la división Phantom Works, de Boeing’s R&D. No da más que un paso para inclinarse mejor sobre la barandilla del barco y mirar en el profundo salobre: "Dijimos que teníamos que llegar a una capacidad que nos permitiese operar un vehículo submarino autónomo que no requiera un buque de superficie", dijo Towers. Eso fue en 2011.
Ahora Boeing ha mostrando el producto de esa decisión. El Echo Voyager puede pasar seis meses de tiempo explorando las profundidades del mar, con un rango de 7.500 millas, sin que sea necesario ningún barco. Estructuralmente, el Voyager de 51 pies (15 metros y medio) no es demasiado diferente de sus hermanos pequeños, el Seeker de 32 pies y el Ranger de 18 pies. La gran diferencia es la introducción de un sistema de energía recargable híbrido.
Al igual que otros vehículos submarinos no tripulados de Boeing, el Voyager de 50 toneladas funciona con baterías de litio-ión o zinc-plata que le suministran electricidad durante unos días. Pero en lugar de acercarse rápidamente a un barco en el momento en que se está agotando la energía, el Voyager enciende un generador diesel que recarga las baterías (sólo se enciende el generador en la superficie, por lo que los gases de escape pueden ser expulsados en el aire). El Voyager funciona como un Chevy Volt (un vehículo híbrido eléctrico enchufable desarrollado por General Motors). Si el Volt llevase mil galones de combustible podría viajar desde San Francisco a Hong Kong sin visitar una gasolinera (sin embargo, el Volt usa el combustible más eficientemente. Luchando contra la resistencia al agua, el Voyager va a sólo 7,5 millas por galón).
Boeing dice que los clientes podrían utilizar el Voyager para inspeccionar infraestructuras bajo el agua, tomar muestras de agua, crear mapas batimétricos del fondo del océano, o ayudar con la exploración de petróleo y gas. El UUV puede enlazar con los satélites para enviar los datos de vuelta a sus jefes en tierra, y utiliza las interfaces comerciales estándar, por lo que los clientes no tienen que adaptar sus equipos o software para usarlo. Y porque va a pasar tanto tiempo vagando por sí mismo, el Voyager va equipado con sistemas redundantes y copias de seguridad, dice Towers, lo que se explica en parte por su tamaño.
El Voyager, que será capaz de operar bajo 11.000 pies de agua, ya ha pasado el tiempo de prueba a 35 pies de profundidad en la piscina de Boeing en Huntington Beach, California, y iniciará este verano pruebas en el mar frente a la costa de California. Boeing no ha revelado su precio, o cuando estará disponible en el mercado. Pero cuando esté listo para actuar por su propia cuenta, hará que explorar el océano sea mucho menos doloroso.