La empresa española Algaenergy compra dos patentes del CSIC para generar biofueles algales
El cultivo de microalgas no deberá interferir con ningún otro sistema natural
Ya en otros artículos que he publicado en Vista al Mar hablaba sobre la utilización de las microalgas (ver enlaces a pie de página), un interesante artículo del diario Público nos informa sobre la última actualidad:Investigadores de todo el mundo han comenzado, por tanto, a explorar nuevas herramientas que proporcionen una fuente limpia de combustible y, en esa búsqueda, se han topado con uno de los recursos más extendidos sobre la Tierra: las algas.
Empresas y gobiernos de todo el mundo se están lanzando a invertir en la generación de fueles procedentes de las algas. La empresa española Algaenergy de la que Iberdrola comprará el 20% del capital este mes acaba de adquirir dos patentes del CSIC para generar biofueles algales.
En EEUU, la compañía Exxon la petrolera más importante a nivel mundial anunció recientemente que realizará una inversión de unos 417 millones de euros en un proyecto similar.
El presidente de Algaenergy, Augusto Rodríguez Villa, estima que este nuevo recurso energético llegará al mercado dentro de tres años. Y algunos expertos creen que España podría ser líder en producción de estos biocombustibles procedentes de algas. "Con sol y playa se pueden cultivar algo más que turistas", afirma García Reina, a sabiendas de que las necesidades de las algas son tan sencillas como las que fomentan el turismo: luz del sol y agua de mar.
Y es que es fácil encontrar algas en casi cualquier ecosistema acuático, ya que son capaces de crecer en agua salada, dulce y hasta residual. No requieren el consumo de agua potable, por lo que no compiten con el resto de seres vivos por este recurso. Además, las zonas para el cultivo algal sólo están restringidas por un factor, la luz solar. Las plantas de producción pueden situarse en cualquier tipo de suelo, por lo que tampoco compiten con los alimentos de consumo por los terrenos fértiles. Espacios poco valorados, como los desiertos, podrían convertirse en nuevos escenarios donde se desarrolle el progreso.
Se conocen más de 2.000 especies de microalgas, cuyo tamaño microscópico las hace más adecuadas para la producción de biocombustibles. Las numerosas ventajas que presenta esta tecnología parecen, a priori, la panacea que resuelva la crisis energética, ya que su desarrollo no sólo es menos perjudicial para el medio ambiente que el de los cultivos tradicionales, sino que puede llegar a resultar beneficioso.
El metabolismo de las algas se basa en la captación de luz y CO2 para su crecimiento. El cultivo masivo de algas supondría la eliminación de toneladas de este gas en la atmósfera, mitigando el efecto invernadero. "Habría que buscar una sinergia entre plantas generadoras de CO2 y las de cultivo de algas", concluye García Reina. El residuo de la primera se convertiría en materia prima de la segunda, reduciendo costes y procurando una atmósfera más limpia.
Por lo novedoso de la tecnología, la mayoría de estudios existentes se han realizado en laboratorio, pero la auténtica ventaja de los biocombustibles algales radica en su eficiencia. Estos organismos son capaces de duplicar su biomasa en un solo día, frente a los meses de los cultivos tradicionales.
El investigador del Instituto de Catálisis y Petroleoquímica del CSIC José Luis Fierro estima que la productividad de las algas (medida en m3 de fuel por km2 de superficie utilizada) oscila entre 10.000 y 20.000 m3/km2. La comparación de este dato con el de los cultivos tradicionales es otra de las razones que sustentan esta tecnología. La productividad más elevada de los cultivos tradicionales es la de la palma, que solo llega a los 600 m3/km2. Así, los ventajosos requerimientos de la producción de biocombustibles procedentes de las algas se suman a sus altos rendimientos, lo que produce una tecnología limpia, eficiente y, en consecuencia, prometedora.
Sin embargo, a pesar de las cualidades de esta tecnología, sus resultados aún no han sido evaluados a gran escala, por lo que muchos expertos se muestran escépticos ante lo que podría convertirse en otra decepción en la investigación de la energía. La responsable del área de Transporte de Greenpeace, Sara Pizzinato, opina que esta tecnología presenta muchos puntos positivos, pero "hay infinitas posibilidades de hacerlo mal". Para la ecologista es fundamental que las algas no se cultiven en el mar ya que "los fertilizantes podrían atacar al resto de especies del ecosistema. El cultivo de microalgas no debe interferir con ningún otro sistema natural". La ONG cree en el desarrollo de medidas "revolucionarias", como el aumento de la eficiencia de los transportes. "Hacen falta cambios sustanciales, ante los cuales los biocombustibles algales serán un pequeño apoyo", concluye Pizzinato.
Mientras, las empresas siguen buscando las especies más productivas, que generen fueles de mayor calidad y que absorban más cantidad de CO2. Si en el año 2012 se ha cumplido la predicción de Rodríguez Villa, parte de la energía que se consume hoy en día procederá del lugar donde se formó la vida, el mar.
Las algas tienen mil y un aplicaciones:
Se han encontrado datos de su inclusión en la alimentación humana desde hace 10.000 años, en Oriente. En Japón, las algas pueden llegar a constituir el 25% de la dieta y cada vez tienen mayor presencia en la gastronomía de muchos países.
El hecho de que las algas sean tan utilizadas como ingrediente de cocina no es casualidad, sino que deriva de sus propiedades nutritivas. La mayoría de las algas tiene altos niveles de proteínas y pequeñas cantidades de carbohidratos, por lo que cada vez tienen más presencia como complemento de la dieta.
También son conocidas por su eficacia combatiendo la celulitis, ya que distribuyen los nutrientes, estimulan las glándulas secretoras y limpian el sistema linfático.
Enlaces: Algaenergy Público
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Crédito imágenes: SOLIX | Público