El quitosano y la transglutaminasa se pueden superponer o combinarse y aplicarse como un aerosol
Si te cortas hoy es probable que te pongan un vendaje en la herida. Pero, en el futuro, podrías ser capaz de remendarla con una mezcla líquida de partes de crustáceos y el mismo "pegamento de la carne" que sostiene juntas a las salchichas. Consuelo, ¿verdad?
Hace cuatro años los investigadores Donald Ingber y Javier Fernández, del Instituto Wyss de Ingeniería Inspirada Biológicamente de Harvard, desarrollaron una sustancia llamada "Shrilk", un reemplazo plástico biodegradable hecho de seda y conchas de quitina de crustáceos e insectos (también conocida como quitosano).
Ingber y Fernández pretenden que Shrilk sea utilizado como una alternativa más ecológica al plástico en productos como bolsas de basura, pañales desechables e incluso suturas quirúrgicas.
Debido a que el quitosano es antimicrobiano y promueve la coagulación de la sangre, también querían encontrar una manera de usarlo para sellar las heridas pero, para lograr esto, necesitaban una forma de vincularlo con el tejido vivo.
La solución resultó ser el "pegamento de la carne" (oficialmente llamada transglutaminasa). El quitosano y la transglutaminasa se pueden superponer o combinarse y aplicarse como un aerosol.
El equipo de Wyss ha estado probando este pegamento de crustáceos en tejido de cerdo y los resultados, publicados recientemente en la revista Tissue Engineering, parecen prometedores.
Al combinar el quitosano con la transglutaminasa, el equipo encontró que podrían usar el bioplástico y el pegamento para unir tejidos. Además, fueron capaces de desarrollar diferentes formulaciones para crear diferentes tipos de quitosano que pueden unirse a muchos tipos de material.
El más simple consiste en colocar una hoja de quitosano sobre lesiones graves y usar la transglutaminasa para asegurarlo en su lugar. El equipo ya ha demostrado esta aplicación usando un intestino de cerdo con un agujero grande en él. Bajo pruebas de presión, se encontró que el parche era más fuerte que el propio tejido intestinal.
Otra versión es una pulverización hecha de quitosano líquido y transglutaminasa líquida que puede usarse para sellar heridas rápidamente. Cuando se utilizó en un pulmón de cerdo a través del cual se bombeaba aire para simular la respiración, era capaz de sellar una herida de punción. Según el equipo, la versión en aerosol de quitosano podría utilizarse para cubrir grandes áreas, incluyendo casos de quemaduras graves.
Una versión de espuma está diseñada para las heridas más graves, como las que se encuentran en los campos de batalla o en accidentes automovilísticos. Tal espuma podría usarse para llenar cavidades de la herida y detener la hemorragia hasta que el paciente pueda ser trasladado al hospital.
El equipo de Wyss considera que los nuevos apósitos de quitosano tienen aplicaciones más allá de mantener las heridas cerradas y protegidas contra la infección. La tecnología también podría utilizarse para unir materiales inorgánicos a tejidos vivos, como la unión de implantes biomédicos o dispositivos microfluídicos en su lugar en el cuerpo.
"En este momento nuestro enfoque es muy general, pero teóricamente podríamos tomar este concepto y adaptarlo en casi cualquier forma imaginable para un amplio número de posibles usos", dice Fernández.
Otra cosa incómoda, aunque humillante, que nos recuerda que todos estamos hechos de carne.
Artículo científico: Direct bonding of chitosan biomaterials to tissues using transglutaminase for surgical repair or device implantation