Un análisis de la anatomía pulmonar revela un potencial mecanismo que puede evitar que los mamíferos marinos contraigan la enfermedad de descompresión
Científicos han encontrado pistas en los pulmones de mamíferos marinos que insinúan por qué las criaturas son capaces de atravesar las profundidades del océano sin padecer las curvas.
Su nuevo estudio también sugiere un potencial mecanismo que explicaría algunos de los eventos de ballenas que se han relacionado con los ejercicios de sonar de la Armada.
Algunas especies de mamíferos marinos, incluidos los cachalotes y los zifios de Cuvier, son capaces de sumergirse diariamente hasta 1.500 m para alimentarse. A pesar de esto, los animales rara vez sufren la enfermedad de las curvas que ha atormentado durante mucho tiempo a los buceadores humanos.
También conocida como enfermedad de descompresión, las curvas son una condición que aparece cuando los buzos ascienden demasiado rápido desde las profundidades del océano. El gas nitrógeno disuelto entra luego en la piel, las articulaciones y el cerebro, y los resultados pueden ser fatales.
Ahora, los investigadores han analizado la anatomía de los mamíferos marinos en un esfuerzo por comprender cómo evitan las curvas y han llegado a una posible explicación.
"La forma en que algunas tortugas y mamíferos marinos pueden bucear repetidamente tan profundo y tan largo como lo hacen ha dejado perplejos a los científicos durante mucho tiempo", dijo el Dr. Michael Moore, director del Marine Mammal Center en Woods Hole Oceanográfico Institution y coautor del estudio. "Este documento abre una ventana a través de la cual podemos captar una nueva perspectiva sobre la cuestión".
Históricamente los investigadores asumieron que la estructura torácica de los mamíferos marinos significaba que sus pulmones se comprimían automáticamente a grandes profundidades, una adaptación que les impedía absorber el exceso de nitrógeno y padecer las curvas.
Sin embargo, varamientos masivos de ballenas en lugares como las Islas Canarias obligaron a los científicos a volver al tablero de dibujo, ya que las autopsias revelaron que algunas de las criaturas tenían burbujas de gas en sus tejidos que sugerían la enfermedad de descompresión.
Los descubrimientos sugirieron que, aunque raro, en realidad era posible que los animales padecieran las curvas. Además, los científicos sospechaban que la actividad naval en el área estaba de alguna manera involucrada en este proceso.
Para tratar de resolver este misterio, el Dr. Moore y sus colegas analizaron la evidencia disponible en un documento publicado en Proceedings of the Royal Society B.
También llevaron a cabo sus propios experimentos, realizando tomografías de un delfín, foca y cerdo muertos mientras estaban siendo presurizados en una cámara hiperbárica. Lo que observaron fue una distinción entre los pulmones de los animales marinos y terrestres.
En los mamíferos marinos, su arquitectura pulmonar conduce bajo presión a la formación de dos regiones distintas: una llena de aire y la otra vacía.
Los investigadores sugirieron que cuando bucean, la sangre fluye principalmente a través de la parte vacía de los pulmones de los animales, lo que minimiza el intercambio de nitrógeno.
Según el autor principal del estudio, el Dr. Daniel García-Parraga de la Fundación Oceanografic, este mecanismo podría evitar que los animales marinos retomen excesivos niveles de nitrógeno y, por lo tanto, minimicen el riesgo de las curvas.
Este descubrimiento también insinuó por qué la actividad humana, específicamente los ruidos producidos por los ejercicios navales de sonar, podría llevar a que los animales sufran de enfermedad descompresiva.
"El excesivo estrés, como puede ocurrir durante la exposición al sonido producido por el hombre, puede causar que el sistema falle y que la sangre fluya a las regiones llenas de aire", dijo el Dr. García-Parraga. "Esto mejoraría el intercambio de gases y aumentaría el nitrógeno en la sangre y los tejidos a medida que la presión disminuye durante el ascenso".
Artículo científico: Pulmonary ventilation–perfusion mismatch: a novel hypothesis for how diving vertebrates may avoid the bends