Y debajo del hielo de la Antártida: Un buzo, una medusa y cuidado... ¡una anémona!
En este hermoso video de abajo, además con buena música, los buzos del Programa Antártico de los Estados Unidos, Henry Kaiser y Rob Robbins, grabaron a una encantadora medusa buceando en Razorback Little Island, cerca de la Estación McMurdo, en la Antártida. Unos minutos más tarde la medusa se desplaza demasiado cerca del fondo y es capturada por una anémona...
Las anémonas de mar no son de hecho las flores que podrían parecer ser, sino depredadores que cazan presas y juegan un papel vital en la vida marina. Esencialmente son pólipos que se anclan a cualquier superficie que elijan con un pie adhesivo como accesorio, llamado disco pedal y tienen un cuerpo con entre diez y cientos de tentáculos.
La belleza de arriba es una anémona colonial cebra, también llamada gorgonia cebra de envoltura rayada. Ellas varían en muchos colores, pero siempre se asocian a otras gorgonias (látigo de mar o abanico marino) o corales negros y se encuentran en los trópicos.
La boca está en el centro del disco y rodeada de tentáculos. Cada uno de estos tentáculos tiene un veneno cuya liberación se desencadena por un pelo en su extremo tan pronto como se detecta el peligro o la comida. En la siguiente imagen vemos una anémona comiendo una medusa azul. No es mi idea de la cena, pero parece que ella ¡esta disfrutando!
El sistema de anémona presa y defensa es bastante simple pero muy eficaz. Como se dijo anteriormente, los tentáculos son la estructura básica, pero están muy especializados. Los tentáculos están armados con una gran cantidad de células llamadas cnidocytes que a su vez contienen nematocistos. Estos son pequeños orgánulos. Tienen una vesícula que contiene todas las toxinas, incluyendo una neurotoxina que paraliza la presa, un filamento interno y un pelo extra sensorial.
El pelo permite que las células nematocistos sepan que hay cerca una presa (o un agresor) y provoca la explosión de las toxinas, que se inyectan en la presa. Es también la razón de que sintamos pegajosas a las anémonas cuando los tocamos. Un pez que no se ve afectado por los venenos es el pez payaso por qué tienen con ellas una exitosa relación simbiótica. Abajo un pequeño pez payaso tomate asoma entre los tentáculos de una anémona.
Hay una diferencia enorme en la forma y el color entre anémonas. Abajo, una anémona especialmente hermosa con largos tentáculos delgados amarillo rosáceos, que se mezclan muy bien con el fondo, mientras que las anémonas fresa hacen lo mismo en su hábitat (más abajo).
La mayor parte de las anémonas no se mueven mucho, están ancladas donde se establecieron originalmente, pero sí pueden moverse si así lo desean. Algunas anémonas se clonan a sí mismas por la ruptura de los adultos (aunque también hay relaciones "normales" entre machos y hembras) quedando vinculados a ellos hasta que tengan edad suficiente para alejarse. Las dos anémonas de abajo están a punto de tener una guerra de clones para luchar por el territorio y finalmente una de ellas se moverá. La anémona naranja tiene pequeños bebés unidos a ella, que crecerán tanto como el adulto.
Las anémonas, en definitiva, son depredadores que tienen una sofisticada estructura de defensa y con la capacidad tanto de reproducirse por sí mismas como con los machos, pudiendo mantener su población para optimizar el hábitat a su alrededor. Desde luego están muy lejos de ser las hermosas flores de color rosa que pensábamos.