En lugar de vivir en el hielo y la nieve como otros pingüinos, los miembros de esta especie en peligro de extinción se alimentan y reproducen en el agua fría de dos de las Islas Galápagos
Para el bastante raro pingüino de Galápagos que vive en esas duras y desérticas islas tropicales, hay una nueva esperanza en estos tiempos de calentamiento, dice Kristopher Karnauskas, un investigador del clima del Instituto Oceanográfico Woods Hole, en su investigación recientemente publicada en la revista Geophysical Research Letters.
Los pingüinos, al parecer, se han beneficiado de los cambios de los últimos 30 años en los vientos alisios y las corrientes oceánicas. Una zona de agua fría se hizo más grande, convirtiéndose en un lugar aún más confiable para que el pingüino pueda alimentarse y críar. Esto podría continuar con más cambios climáticos en las próximas décadas, señaló un comunicado.
Debido a que estos son los únicos pingüinos en el hemisferio norte, eso es una buena noticia. Estas aves no voladoras, de cerca de 19 pulgadas de alto, tienen su hogar en las Galápagos, la cadena de islas a 600 millas al oeste de Ecuador continental. Ellos han estado en la lista de especies en peligro de extinción desde el 2000 - cuando su población llegó a unos pocos cientos de individuos, señaló el comunicado.
A pesar de vivir en un árido y cálido lugar, los pingüinos hacen sus vidas en su mayor parte en unas charcas de agua fría en las costas del suroeste de dos islas, Isabela y Fernandina. Las charcas son alimentadas por la Baja Corriente Ecuatorial, una corriente oceánica que fluye desde el oeste hacia las islas, según el comunicado.
Aquí es donde entra el cambio. En las últimas tres décadas, las corrientes de viento han aliviado el norte de la Baja Corriente Ecuatorial. Esto puede tener que ver con el cambio climático y la variabilidad natural. La alteración impulsó a las charcas agua rica en nutrientes y, probablemente, un número creciente de algas y peces.
Para el año 2014, el número de pingüinos tenían más del doble que en 30 años, llegando a más de 1.000 aves, dice el comunicado. El cambio climático podría aumentar este efecto, llevando a crecer a las poblaciones de peces. De hecho, también podrían beneficiarse lobos e iguanas marinas, que también se alimentan en las bolsas de aire frío, según el comunicado.
Artículo científico: Strong sea surface cooling in the eastern equatorial Pacific and implications for Galápagos Penguin conservation