La próxima vez que cargues con el paraguas y el pronóstico de lluvia era el correcto, tal vez tendrás que agradecérselo a un albatros errante
Se sabe que el albatros errante ha volado más de 16.000 kilómetros desde la ciudad de Nueva York a Sydney, Australia, en un solo viaje sin aterrizar.
Como tal, este ave marina, junto con la pardela veteada y el albatros de Laysan, son candidatos ideales para un trabajo de investigación para mapear las velocidades del viento sobre el océano.
Los científicos viajaron a los sitios de anidación en Hawai, Japón, e India, adjuntando pequeños rastreadores GPS a 19 especies diferentes de aves, las soltaron y, con el tiempo, registraron más de 500 horas de tiempo total de vuelo.
Mediante la comparación de las velocidades de vuelo de las aves sobre el suelo y el agua, los investigadores llegaron a la conclusión de que podían calcular con precisión las velocidades del viento en donde volaban las aves marinas - una conclusión que corroboraron con los datos existentes recogidos por las boyas y rastreadores GPS, según el estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences.
Usando de esta manera un conjunto de aves marinas se crearía una imagen más completa de la velocidad del viento oceánico - cuando el viento azota rápido o lento a través de las olas.
Boyas y estaciones meteorológicas han medido las velocidades del viento en algunas zonas oceánicas, pero serían precisas montañas de dinero y mano de obra para cubrir de manera eficiente tanta distancia como un ave marina. Y debido a que las aves ya están volando sus rutas, no hay necesidad de configurar y mantener las caras herramientas de medición del viento.
Ver cómo cambian las velocidades del viento da una idea de cómo interactúa la atmósfera de la Tierra con sus océanos y, en última instancia, se puede mejorar la precisión de las predicciones meteorológicas. Así que la próxima vez que cargues con el paraguas y el pronóstico de lluvia era el correcto, tal vez tendrás que agradecérselo a un albatros errante.
Artículo científico: Flight paths of seabirds soaring over the ocean surface enable measurement of fine-scale wind speed and direction