Cetáceos y tortugas, blindados por las leyes en la UE, caen masivamente en las redes de deriva marroquíes
Proyecto de Alnitak "Alborán, un caso práctico para la aplicación de la Estrategia Marina Europea"

El mar de Alborán, el vestíbulo del Mediterráneo, muestra el naufragio de algunas políticas de conservación en España.
Por el Estrecho de Gibraltar entran grupos de hasta 500 delfines comunes, extinguidos en el resto del Mediterráneo.
En el norte de Alborán estas manadas de cetáceos están blindadas por la legislación, pero cuando surcan el mar apenas unos kilómetros hacia el sur, caen de manera masiva en las redes de deriva de los barcos marroquíes. Y solo quedan unos 10.000 en todo el Mediterráneo, prácticamente todos en Alborán.
Estas artes de pesca, prohibidas en la UE desde 2002, son como telas de araña de hasta 35 kilómetros que barren la superficie del océano y arrasan con todos los animales que se encuentran a su paso, aunque los pescadores sólo se queden con atunes y peces espada. En Marruecos, todavía faenan un centenar de barcos con estas redes, según el biólogo Ricardo Sagarminaga, presidente de la asociación de conservación marina Alnitak.