Un graso y muscular tapón se balancea hacia arriba y obstruye el tracto respiratorio inferior
Las ballenas barbadas son grandes bebedoras. En solo diez segundos, estos mamíferos gigantes pueden tragar más de quinientas bañeras de agua del océano, filtrando aproximadamente 10 kilogramos de krill en un solo trago.
Todo lo que tienen que hacer es abrir la boca y lanzarse hacia adelante a aproximadamente 10 kilómetros por hora.
La presión de toda esa agua golpeando rápidamente la garganta de una ballena seguramente sería inmensa. Entonces, ¿Cómo se asegura este grupo de criaturas, que incluye a ballenas francas, ballenas jorobadas y a la monumental ballena azul, entre muchas otras, de que sus pulmones no se inunden repentinamente de agua?
La disección de varios rorcuales comunes o ballenas de aleta (Balaenoptera physalus) ha revelado ahora un graso y muscular tapón que evita que la especie se ahogue. Cuando la ballena abre la boca para alimentarse, este tapón se balancea hacia arriba y obstruye el tracto respiratorio inferior.
Nunca se ha identificado tal estructura en ningún otro animal, pero los autores sospechan que probablemente esté presente en otras ballenas que se alimentan por filtración (llamadas barbadas), como las jorobadas y las ballenas azules.
"Hay muy pocos animales con pulmones que se alimentan engullendo presas y agua, por lo que es probable que el tapón oral sea una estructura protectora específica de las ballenas barbadas que es necesaria para permitir la alimentación por filtración", explica la zoóloga Kelsey Gil de la Universidad de Columbia Británica, Canadá.
Si bien Gil y sus colegas no han visto el tapón oral en acción, según su estructura creen que funciona como un cambio de vía. Cuando una ballena respira, el tapón salta y abre el tracto respiratorio inferior. Pero cuando una ballena se alimenta, el tapón bloquea por completo este camino.
Imagen: Tragar versus respirar en las ballenas de aleta. (Alex Boersma/Current Biology)
En los humanos, un colgajo de tejido conocido como epiglotis tapa el camino a los pulmones cuando comemos para que no inhalemos accidentalmente nuestra comida.
Pero las ballenas tienen formas muy diferentes de comer y respirar. Cuando respiran a través de sus orificios nasales, el tapón graso adherido al paladar blando evita que el agua de la boca fluya hacia los pulmones.
Sin embargo, cuando están comiendo, este tapón graso tiene que balancearse hacia arriba y hacia atrás, cerrando el camino hacia el espiráculo superior de la ballena, mientras abre el esófago para tragar.
Mientras tanto, la pura fuerza del agua que entra empuja la lengua de la ballena contra la epiglotis, sellando también las vías respiratorias inferiores.
"Es como cuando la úvula o campanilla de un ser humano se mueve hacia atrás para bloquear nuestros conductos nasales y nuestra tráquea se cierra al tragar la comida", dice Gil. Pero a diferencia de las estructuras de la garganta en los humanos, las de las ballenas tienen que trabajar bajo una gran presión.
"La alimentación masiva por filtración de los enjambres de krill es muy eficiente y la única forma de proporcionar la enorme cantidad de energía necesaria para soportar un tamaño corporal tan grande", explica el zoólogo Robert Shadwick, también de la Universidad de Columbia Británica.
"Esto no sería posible sin las características anatómicas especiales que hemos descrito".
Imagen: Posición del tapón oral y estructuras asociadas en ballenas de aleta adultas y fetales (Alex Boersma/Current Biology)
Después de todo, se necesita mucha energía para que siga nadando un rorcual común de 27 metros de largo.
Todavía hay mucho que aprender sobre estas criaturas gigantes y su vida bajo las olas. Como, ¿De qué manera hacen burbujas las ballenas? ¿Y eructan o tienen hipo?
A los autores del actual estudio les encantaría ver a una ballena barbada comer y respirar en tiempo real; para hacer eso, necesitarían crear una cámara que se pueda tragar.
Mientras tanto, las disecciones no se realizaron en ballenas capturadas con fines científicos, sino en especímenes adquiridos de una operación de caza comercial de ballenas en Islandia en 2015 y 2018, donde afortunadamente no se han matado ballenas de aleta en los últimos años.
El estudio fue publicado en Current Biology: Anatomical mechanism for protecting the airway in the largest animals on earth