Es excepcionalmente raro, pero el mundo ha visto varios híbridos de cetáceos
El "wholphin" es el apodo de un híbrido nacido como resultado de algunos improbables encuentros entre diferentes especies de cetáceos, más a menudo un delfín mular (Tursiops) y una falsa orca (Pseudorca crassidens).
Sin embargo, este no es el único ejemplo conocido de mezcla entre especies que se ha documentado entre este infraorden de animales. Desde la narluga hasta los híbridos de delfines, en las últimas décadas se han documentado algunos ejemplos de hibridación de cetáceos.
El primer wholphin (¿balfín en español?) conocido nació en un SeaWorld de Tokio en 1981, pero murió después de sólo 200 días. En 1985, otra hembra joven híbrida llamada Kekaimalu nació después de una “unión no planificada” entre una falsa orca macho, llamada I`anui, y una hembra de delfín mular del Atlántico, llamada Punahele.
"El personal de entrenamiento sospechó tan pronto como nació el bebé. Era más oscura que los otros delfines y parecía que le habían cortado la nariz", dijo al Chicago Tribune en 1986, John Blanchard, profesor del parque SeaWorld de Tokio.
Este wholphin no era técnicamente un híbrido delfín-ballena porque la falsa orca es, de hecho, un delfín, a pesar de su nombre. Sin embargo, son miembros de dos especies distintas, lo que convierte a Kekaimalu en un ejemplo de verdadero híbrido.
El nacimiento de híbrido de cetáceos fue especialmente sorprendente dada la diferencia de tamaño entre las dos especies parentales: Los delfines mulares comunes suelen medir 2 metros (6,5 pies) de largo, mientras que una falsa orca macho puede medir más de 5 metros (16,4 pies) de largo. Evidentemente, la creación de esta descendencia híbrida debe haber requerido algunas impresionantes hazañas físicas.
Dicho esto, las dos especies parecen tener un estrecho vínculo tanto dentro como fuera del cautiverio. Los investigadores han informado anteriormente que en la naturaleza se ven con frecuencia delfines mulares y falsas orcas paseando el rato y buscando comida juntas.
Imagen: Narluga: Los científicos analizaron genéticamente este cráneo y descubrieron que pertenecía a un híbrido beluga-narval. Crédito de la imagen: Mikkel Høegh Post
A menudo se dice que dos especies diferentes no pueden cruzarse y crear descendencia fértil, pero no siempre es así. Si dos especies están relacionadas relativamente estrechamente y comparten la misma cantidad de cromosomas, en ocasiones puede ser posible que se crucen y produzcan descendencia fértil. Por ejemplo, tanto los perros como los lobos poseen 78 cromosomas dispuestos en 39 pares, lo que les permite cruzarse exitosamente con menos problemas.
Lo mismo ocurre con los delfines mulares y una falsa orca, ambos con 44 cromosomas. Por ejemplo, Kekaimalu era fértil y, según se informa, se apareó con al menos dos delfines mulares machos y dio a luz a al menos tres crías.
Más allá del caso de Kekaimalu, los científicos han documentado un puñado de híbridos producidos por diferentes especies de cetáceos, el infraorden de mamíferos acuáticos que incluye ballenas, delfines y marsopas.
En 2018 los investigadores detectaron un nuevo delfín híbrido en las aguas de Hawái, que se cree que es mitad delfín de dientes rugosos (Steno bredanensis) y mitad delfín con cabeza de melón (Peponocephala electra). El biólogo Robin Baird comentó sobre el descubrimiento al HuffPost: "No me sorprendería que hubiera más híbridos entre las dos especies; se asocian con bastante regularidad".
Al año siguiente otro equipo de científicos del Museo de Historia Natural de Dinamarca estudió un cráneo de ballena que encontraron en el techo de un cobertizo de herramientas inuit en la bahía Disko, en el oeste de Groenlandia. El análisis genético reveló que el espécimen era 54 por ciento de ballena beluga y 46 por ciento de narval. Una narluga, dirían algunos.
Los cetáceos tampoco son las únicas criaturas que crean híbridos: espera a ver el beefalo o esta combinación de perro y zorro.