El archipiélago de Seychelles fue un oportunista coto de caza para las flotas balleneras soviéticas
Las ballenas azules son animales fascinantes. Con una longitud de 24 a 30 metros (más larga que una cancha de baloncesto), son las criaturas más grandes de la Tierra. También se encuentran entre las más raras. Las estimaciones sugieren que sólo quedan entre 5.000 y 15.000 ballenas azules en el mundo.
Sus poblaciones experimentaron una disminución del 89-97% debido a las actividades balleneras comerciales en todo el mundo que comenzaron en el Atlántico Norte en 1868. Las ballenas azules eran valoradas principalmente por su grasa, transformada en aceite y utilizada en cosméticos y jabones, para lubricar equipos industriales y como aceite para lámparas. En 1978 se registró la última captura deliberada de una ballena azul frente a España.
Hoy en día, las ballenas azules se encuentran en todos los océanos excepto en el Ártico. Por lo general, migran desde sus zonas de alimentación de verano, donde se alimentan casi exclusivamente de krill, a sus zonas de reproducción de invierno. Sin embargo, sus patrones migratorios aún no se conocen bien, particularmente en el Océano Índico, donde se han realizado limitadas investigaciones.
Históricamente, el archipiélago de Seychelles, frente a la costa del este de África, fue un oportunista coto de caza para las flotas balleneras soviéticas en ruta hacia y desde la Antártida. En las aguas del norte del Océano Índico, los balleneros mataron ilegalmente más de 1.200 ballenas azules, incluidas 500 cerca de las Seychelles, entre 1963 y 1966 [PDF].
Imagen: Localización del archipiélago de Seychelles
"Desde entonces, no se había realizado ninguna investigación dedicada a evaluar la abundancia de ballenas azules en esta región hasta 2020, cuando me asocié con la Universidad de Seychelles, Oceanic Films (Reino Unido) y mi colega, Kate Stafford, para investigar", dice Jeremy Kiszka, profesor asociado, Instituto de Medio Ambiente, División de Costas y Océanos de la Universidad Internacional de Florida.
Ambos llevaron a cabo dos expediciones en noviembre de 2020 y 2021. Después de explorar unos 5.500 km en el norte de Seychelles, tuvieron un total de cinco avistamientos de hasta 10 ballenas azules.
Este fue un hallazgo fenomenal. Estaban preparados para no ver ninguna ballena azul debido al alto nivel de caza que se produjo recientemente y no había absolutamente ninguna información disponible desde que se mató la última ballena azul en la región en 1964.
Cuando avistaron ballenas azules, se acercaron a ellas lentamente para obtener detalles sobre el tamaño y el comportamiento de su grupo. Se tomaron fotografías de los lados izquierdo y derecho de la región dorsal para identificarlas.
Debido a que los patrones de coloración son únicos para cada animal, supieron que durante esta expedición se identificaron al menos cinco individuos.
Después de compartir las fotografías con otros grupos de investigación que trabajan con ballenas azules en el Océano Índico, no se encontró ninguna "coincidencia". ¡Esto significa que las ballenas que identificaron los científicos en Seychelles podrían haber sido fotografiadas por primera vez!
Aunque las ballenas azules ya no son cazadas y están protegidas por varias convenciones internacionales, todavía figuran como en peligro de extinción en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza). Se enfrentan a una serie de amenazas. Por ejemplo, el tráfico marítimo provoca contaminación acústica que puede alterar la comunicación y provocar colisiones. El cambio climático también está afectando la distribución y abundancia de su alimento clave, el krill.
Encontrar las ballenas
El vasto hábitat oceánico de la ballena azul y su esquiva naturaleza hacen que su estudio sea increíblemente difícil. Además, sus profundas inmersiones y sus extensas migraciones que abarcan miles de kilómetros presentan obstáculos logísticos para los investigadores que intentan rastrear sus movimientos y comportamiento.
Por lo tanto, comprender su ecología, dinámica poblacional y conservación requiere innovadores métodos de investigación y que requieran muchos recursos, como estudios sistemáticos desde grandes embarcaciones o aviones para evaluar su abundancia o etiquetado satelital para investigar sus movimientos y migraciones.
Las expediciones de Kiszka y Stafford consistieron en estudios visuales desde embarcaciones que se centraron en las aguas profundas (entre 500 y 2.000 metros) frente a la parte norte de la meseta de Mahé.
Además, durante más de un año, colocaron un hidrófono (un micrófono submarino capaz de registrar las vocalizaciones de las ballenas) en una zona donde era probable que se encontraran ballenas azules. Esto les permitió confirmar que las ballenas azules en Seychelles eran más comunes de lo que se pensaba, pero altamente estacionales (a pesar de que registraron cantos de ballenas azules durante todo el año), principalmente de diciembre a abril.
Este método también reveló que esas expediciones (en noviembre de 2020 y 2021) no ocurrieron cuando las ballenas azules eran más abundantes. Esto significa que nuestras futuras prospecciones tendrán que realizarse durante los meses de marzo y abril, cuando su abundancia está en su punto máximo.
Sus cantos coincidían con los de las ballenas azules registrados cerca de Sri Lanka (a unos 3.100 kilómetros de Seychelles), en el Océano Índico tropical central. La estacionalidad en Seychelles es similar a la presencia de ballenas azules en Sri Lanka, que también es mayor de diciembre a abril.
Imagen: Una de las ballenas observadas. Jeremy J. Kiszka/Universidad Internacional de Florida
Después de pasar cinco semanas explorando el océano, registraron un total de 23 especies de ballenas y delfines en 30 días de esfuerzo de búsqueda activa, lo cual es notable.
Registraron más de 100 avistamientos de ballenas de Bryde (Balaenoptera edeni), una especie de ballena no migratoria que vive exclusivamente en aguas tropicales y subtropicales, pero también muchos cachalotes (Physeter macrocephalus) y zifios. La presencia de todas estas especies en Seychelles sugiere que el entorno es lo suficientemente productivo como para sustentar grandes cantidades de cetáceos. Kiszka y Stafford investigarán esto más a fondo en el futuro, particularmente para garantizar que estos extraordinarios animales, incluidas las ballenas azules, persistan en estas aguas.
De las cuatro subespecies de ballena azul que sabemos que existen, se sabe que tres están presentes en el Océano Índico. Se cree que la ballena azul pigmea es la subespecie que visita Seychelles, según las características físicas de los animales observados y, lo más importante, la naturaleza de su canto.
La ballena azul pigmea es generalmente más pequeña que otras subespecies. Por lo general, alcanza longitudes de entre 21 y 24 metros. Otras subespecies de ballena azul, como la ballena azul antártica, pueden crecer hasta 30 metros o más. La ballena azul pigmea se encuentra principalmente en el hemisferio sur y tiene características acústicas distintas de otras, particularmente de las ballenas azules antárticas.
¿Qué sigue?
Debido a estos descubrimientos de ballenas azules, los científicos se han comprometido con operadores turísticos locales y el gobierno, particularmente para identificar medidas que limiten el impacto del desarrollo potencial de la observación de ballenas como actividad. Estos son pasos positivos hacia su conservación. La participación de estudiantes locales de la Universidad de Seychelles y jóvenes investigadores también es fundamental para la sostenibilidad a largo plazo de las iniciativas de investigación y conservación.
Todavía sabemos muy poco sobre las ballenas azules. Pero los datos recopilados en Seychelles nos dan esperanza y nos alientan a hacer más.
Ahora se necesita aumentar los esfuerzos de investigación para evaluar la abundancia de estas ballenas azules en Seychelles y descubrir por qué utilizan las aguas de Seychelles. ¿Se reproducen o simplemente se alimentan en estas aguas, o ambas cosas?
Los investigadores también quieren obtener más información sobre lo que comen y cómo el cambio climático está afectando su distribución y comportamiento en las aguas tropicales del Océano Índico.
La investigación fue publicada en Endangered Species Research: Acoustic detections and sightings of blue whales (Balaenoptera musculus) in the Seychelles, western tropical Indian Ocean (2020-2022)