Tokio sostiene que comer carne de ballena es parte de la cultura japonesa
La detención en Groenlandia del activista contra la caza de ballenas Paul Watson en espera de su posible extradición a Japón ha puesto de relieve la práctica ampliamente condenada de la caza de ballenas.
Una moratoria de 1986 a la caza comercial de ballenas permitió que las cifras se recuperaran después de siglos de caza que diezmaron la población hasta casi extinguirla.
Hoy en día todavía tres países permiten esta práctica: Japón, Noruega e Islandia.
Más allá de los argumentos morales contra la caza de ballenas, como los que se plantean en campañas como la de Watson, ¿Cuál es la base científica que sustenta los argumentos a favor y en contra de esta práctica?
¿Caza de ballenas "científica"?
En 2019, Japón abandonó la moratoria de la Comisión Ballenera Internacional y reanudó la caza comercial de ballenas dentro de sus aguas territoriales y su zona económica exclusiva.
Antes de esto, Japón había estado realizando "investigaciones científicas" sobre la caza de ballenas desde 1987, argumentando que algunos datos sólo podían obtenerse de cadáveres.
Pero las pruebas que respaldan esta afirmación son escasas, dijo Paul Rodhouse, miembro de la Asociación de Biología Marina de Gran Bretaña (MBA). "Parece haber muy poca justificación para la caza científica de ballenas y pocos estudios científicos que valgan la pena", afirmó.
Un estudio publicado en Marine Policy en 2016 concluyó que los países balleneros y los que no lo son habían producido una cantidad similar de artículos científicos sobre las ballenas entre 1986 y 2013.
Imagen: Vista de una ballena gris en el Océano Pacífico en Los Cabos, estado de Baja California, México el 21 de febrero de 2024.
"Si consideramos todas las ballenas capturadas y las comparamos con el número muy, muy pequeño de publicaciones científicas producidas, nos decimos que realmente no valió la pena y que los objetivos científicos no eran ciertamente la prioridad de esta actividad", declaró Vincent Ridoux, investigador de megafauna marina en la Universidad de La Rochelle (Francia).
También se están realizando muchas investigaciones no invasivas con ballenas vivas utilizando tecnología cada vez más sofisticada.
Entre esas herramientas se incluyen transmisores satelitales colocados en los mamíferos, dispositivos acústicos pasivos en submarinos, imágenes satelitales e inteligencia artificial.
¿Las ballenas siguen en peligro de extinción?
En general, la moratoria ha permitido recuperar la población de ballenas. Pero siguen existiendo marcadas variaciones entre regiones y especies.
Japón caza ballenas de Bryde, minke y sei, y quiere ampliar su lista para incluir también a las ballenas de aleta. El gobierno dice que las especies son "abundantes" y que es sostenible capturarlas en cantidades limitadas en Japón.
Imagen: Paquetes de carne de ballena en exhibición en un mercado de pescado japonés.
El rorcual de Bryde y el rorcual minke común están clasificados como de "menor preocupación" en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, pero a nivel global el rorcual sei está "en peligro" y los rorcuales comunes están clasificados como "vulnerables".
Las ballenas también enfrentan otras amenazas además de la caza, como colisiones con barcos, enredos con redes de pesca y el aumento de las temperaturas oceánicas.
Ballenas y ecosistemas
"Conservar la biodiversidad no es sólo una cuestión de salvar la 'macrofauna carismática', sino de mantener ecosistemas equilibrados para la salud continua de la naturaleza y de los seres humanos", dijo Rodhouse.
La abundancia de ballenas en un ecosistema "contribuye a enriquecer las capas superficiales con sales minerales y elementos minerales como el hierro", explica Ridoux. Estos elementos son una fuente clave de nutrientes para algunos organismos.
Como las ballenas respiran en la superficie, liberan allí gran parte de lo que consumen, lo que proporciona una fuente de alimento para los organismos marinos que habitan en la superficie.
Imagen: Japón botó en mayo un nuevo buque nodriza ballenero.
Un acontecimiento "inquietante"
En mayo, Japón botó un nuevo "buque nodriza" para su flota ballenera, que sustituirá al anterior buque insignia, que se retirará en 2023.
Con un peso de casi 9.300 toneladas, el "Kangei Maru" supone una mejora sustancial y ha generado alarma en la comunidad científica.
"Es muy preocupante porque se trata de un barco de grandes dimensiones, que puede llegar muy lejos y por tanto tiene probablemente unos costes de explotación muy elevados", explicó Ridoux.
"Si quieres utilizar un barco como este con una lógica comercial, necesitas grandes cuotas para equilibrar los costos operativos y tiene que haber un mercado para eso".
Tokio sostiene que comer carne de ballena es parte de la cultura japonesa y un problema de "seguridad alimentaria" en un país pobre en recursos que importa grandes cantidades de carne animal. Pero aún queda por saber si en Japón hay o no un gran apetito por esta carne.
El consumo ha disminuido significativamente en las últimas décadas hasta alrededor de 1.000 o 2.000 toneladas por año, en comparación con unas 200 veces esa cantidad en los años 60.