El acoso de Sea Shepherd al buque factoría japonés Nisshin Maru, una de las causas
La flota ballenera japonesa sólo ha podido capturar esta temporada de 30 a 100 ballenas
Japón ha suspendido temporalmente la caza de ballenas en la Antártida debido al acoso de la organización ecologista Sea Shepherd Conservation Society contra su flota ballenera, informó hoy la Agencia de Pesca japonesa (Japanese Fisheries Agency).
El portavoz de este organismo, Tatsuya Nakaoku, dijo que las autoridades niponas estudian ahora cómo proteger al ballenero japonés Nisshin Maru, cuyo regreso estaba previsto para marzo, si bien no confirmó si el barco adelantará su retorno.
"Estamos estudiando cómo se puede mantener la seguridad del Nisshin Maru", indicó escuetamente ese portavoz, que apuntó que la flota ballenera japonesa tiene actualmente "paralizada" su actividad desde el día 10 de febrero debido a varios ataques de Sea Shepherd, pero haciendo hincapié en que "no hay nada decidido en este momento".
"Si eso es cierto, entonces se demuestra que nuestras tácticas, nuestras estrategias han sido exitosas", dijo el presidente del Sea Shepherd, Paul Watson, por teléfono satelital desde el buque Steve Irwin, después de haber hablado de la suspensión (de momento en su página web no han difundido ningún comunicado).
Watson se mostró reacio a reclamar una victoria sobre los balleneros, pero dijo, "cada ballena salvada es una victoria para nosotros, por lo que hemos conseguido muchas victorias aquí este año".
Por su parte, la organización ecologista Greenpeace aseguró hoy en un comunicado que el Nisshin Maru "retornará" a Japón, pero que la razón no es el acoso de los activistas, sino que la campaña de la flota ballenera nipona ya no es rentable.
Junichi Sato, portavoz de Greenpeace en la lucha contra la caza de ballenas, dijo hoy que, "como no hay demanda de carne de ballena en Japón, se está perdiendo el sentido de seguir cazando ballenas", por lo que "esperamos que esta sea la última campaña".
Japón lleva a cabo anualmente, entre los meses de diciembre y marzo, una campaña de caza de cetáceos en la Antártida con supuestos fines científicos que, según los grupos ecologistas, esconde motivos puramente comerciales.
Las capturas de la flota japonesa, que tiene una cuota anual de unos mil cetáceos, fueron en la pasada campaña de solo 507 ballenas minke o rorcuales aliblanco, lo que la Agencia de Pesca nipona achacó a las actividades de "obstrucción" de Sea Shepherd.
En Sídney, esa organización aseguró hoy que este año ha realizado su campaña más exitosa contra los balleneros japoneses en la Antártida, pues hasta ahora sólo han podido capturar entre 30 y 100 cetáceos.
Sea Shepherd lleva tres años luchando contra la flota nipona en la Antártida con acciones como bloquear el timón de los barcos o lanzar ácidos corrosivos a su cubierta, protestas que el Gobierno japonés ha criticado con dureza.
Este año activistas de esa asociación han tenido enfrentamientos con varios arponeros japoneses y el pasado 26 de enero lograron interceptar al Nisshin Maru, de más de 8.000 toneladas.
Este lunes, el denominado "grupo de Buenos Aires", integrado por Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica, Ecuador, México, Panamá, Perú y Uruguay, exhortó a Japón a poner fin a la "caza científica" de ballenas.
Japón abandonó la caza de ballenas en 1986 por la moratoria impuesta a nivel internacional, pero la retomó en 1987 alegando motivos científicos, entre las críticas de numerosas asociaciones y países.