Ballenas varadas en Marbella y cazadas en el Antártico
En el Mediterráneo...
El ejemplar tenía un gran número de heridas en su cuerpo causadas por los impactos con las piedras que se asientan en la zona de rompientes donde yacía.
Miles de personas se acercaron a contemplar uno de los mamíferos marinos vivientes más grandes del planeta (el segundo después de la ballena azul) plasmando en sus cámaras digitales y móviles una instantánea del animal, otros asistían al escenario como si de un espectáculo circense se tratara con pipas incluidas. Sólo un grupo de voluntarios, la mayoría adolescentes extranjeros, no dudaron en remangarse las ropas y dedicarse a arrojar cubos de agua al cetáceo a fin de mantener húmeda su piel. Mientras tres veterinarios que la atendían, dirigidos por el biólogo José Luís Mons, trabajando contra reloj se sentían impotentes en detener su agonía.
También un remolcador de Puerto Banús, ayudado por otras dos embarcaciones de recreo, intentó en vano arrastrar a la ballena mar adentro al principio de la tarde para evitar su asfixia. Eran las cinco y media de la tarde cuando varios técnicos del Centro de Recuperación de Especies Marinas Amenazadas de Andalucía (CREMA) del Aula del Mar de Málaga, el único hospital marino de Andalucía dedicado al rescate, rehabilitación y posterior reintroducción en el mar de ejemplares varados, hacían acto de presencia.
Practicarán la autopsia para determinar la causa de la muerte y posteriormente el Museo de Ciencias Naturales (CSIC) en Madrid recibirá la osamenta y algunas muestras de los tejidos de la ballena. El esqueleto será expuesto cuando finalicen las tareas de preparación de los restos, que suelen durar un año.
Y asesinadas en el Antártico:
El gobierno australiano dispone de pruebas fotográficas que refuerzan un caso judicial contra los balleneros japoneses que cazan cetáceos en la Antártida, dijo este jueves el ministro de Medio Ambiente Peter Garrett, en declaraciones al canal de televisión Channel Nine.
Las fotografías, tomadas por el barco del departamento de Aduanas, Oceanic Viking , muestran a una ballena minke y a su cría muertas, cuando son arrastradas por la rampa de un ballenero japonés. "Es muy decepcionante. Es angustiante pensar que pueden transcurrir unos 15 minutos, desde que el arpón alcanza una ballena hasta que muere, y es aún mucho más triste pensar que hay una cría implicada", dijo el ministro.
"Defender que esto es de forma alguna científico es continuar la charada que envuelve este asunto desde el primer día", agregó.
El gobierno australiano ha condenado en reiteradas ocasiones el programa ballenero nipón desde que empezó la nueva estación de caza ballenera con la llegada del verano austral (Ver artículo relaccionado) .
Japón puso en marcha el pasado noviembre (Ver artículo relaccionado) su programa anual de captura de cetáceos "con fines científicos", pese a que la Comisión Ballenera Internacional solicitó en junio pasado a Tokio que lo parase, tras una resolución no vinculante auspiciada por Australia. Desde entonces, el Ejecutivo australiano vigila a los pesqueros nipones con el Oceanic Viking, que filma sus operaciones para que éstas puedan ser juzgadas algún día por un tribunal internacional. El mes pasado un juez australiano declaró ilegal la caza de ballenas en la reserva marítima de Australia en la Antártida, algo que Japón no reconoce al considerar que Camberra no tiene jurisdicción sobre ese territorio.
Fotos de Australian Customs Service
Mágnifico vídeo de la Goleta Rael en la Antártida con ballenas en libertad