Con el fin de evitar ahogarse mientras duermen paralizan una mitad de su cerebro
Las ballenas jorobadas son los mamíferos del planeta que más lejos viajan, capaces de recorrer unos 3.000 kilómetros al año como parte de su migración anual. Pero toda esta natación seguro que puede cansar a una ballena.
El investigador Kieran Bown de PangaMX estaba en una expedición al Mar Caribe a principios de este año cuando él y su grupo vieron la cola de una ballena jorobada que salía para arriba en la distancia. En un primer momento temieron que el inmóvil animal podría haber resultar herido o muerto pero, a medida que se acercaban, se hizo evidente que la ballena en realidad sólo estaba muerta de cansancio.
"La jorobada estaba profundamente dormida, izada verticalmente en el agua con la cola fuera del agua", escribe Bown.
Bown, equipado con una cámara GoPro, decidió entrar en el agua para obtener una mejor visión de la ballena descansando. Durante unos diez minutos la jorobada continuó simplemente flotando sin mover un músculo hasta que finalmente se despertó para tomar un respiro.
Fue entonces que la ballena dormida se dio cuenta de que estaba siendo vigilada.
"La ballena subió a respirar con un ligero movimiento de la cola y retorciendo su cuerpo usando las aletas pectorales.. ella colocó su cabeza cerca de nosotros como para echarnos una mirada", escribe Bown . "Me quedé exactamente donde estaba, nunca había sido contactado por una ballena antes, sólo las había observado mientras nadaban y aquí era como si ella nos estuviese mirando".
Pero, al parecer, la visión de unos pequeños seres humanos alrededor de ella no fue suficiente para molestarla de descansar un poco más. Después de unas cuantas respiraciones profundas en la superficie, la ballena reanudó la posición de arriba a abajo y, presumiblemente, se volvió a dormir.
"Fue una experiencia que nunca olvidaremos", escribe Bown.
Las ballenas suelen dormir por la noche, lo que hace de este un encuentro raro - aunque ha sido filmadas otras imágenes destacables de cachalotes echando la siesta en grupo.
A diferencia de los seres humanos y otros mamíferos no acuáticos, la respiración no es involuntaria para las ballenas y los delfines. Con el fin de evitar ahogarse mientras duermen, estos animales paralizan una mitad de su cerebro lo que les permite regresar a la superficie periódicamente para respirar.
