Explosivos como solución al varamiento de Ballenas
Mejor al Museso ¿No?
Buscando en Youtube para el artículo de ayer del vídeo animado del pingüino y la foca, me encuentro con un, digamos surrealista, vídeo sobre la explosión intencionada de una Ballena.
El 12 de noviembre de 1970 una ballena quedó varada en una playa de Florence (al sur de Oregón, EEUU). Alguien tuvo la “feliz” idea de dinamitarla para deshacerse de ella, y como se suele decir fue peor el remedio que la enfermedad.
La historia fue grabada (Doug Brasil, camarógrafo y Paul Linnman, periodista) y muchos años más tarde, comenzó a circular por la red hasta convertirse en un clásico que ha llegado al 5º puesto en visualizaciones de Youtube con 350 millones de reproducciones, y que incluso tiene web oficial: "The Exploding Whale".
En esta página mantienen un blog con noticias de las explosiones de ballenas que se van produciendo en el mundo, explosiones naturales -por causa de los gases acumulados en el interior de sus cuerpos debido a la descomposición del cadaver- o inducidas por las autoridades en pro de un menor sufrimiento (eutanasia) de la ballena durante su varamiento.
En este último caso el empleo de explosivos (cuando no son tiroteadas en el cerebro o los dos métodos a la vez) para agilizar el proceso de la muerte, me parece rotundamente despreciable.
Si la historia sucedida en Florence es, como digo, cuanto menos surrealista, no lo es menos el espectáculo montado a su alrededor (americanos al fin de al cabo) con películas, comics y hasta este vídeo en dibujo animado que explica perfectamente el desarrollo de toda la acción de ese día:
Es verdad que los varamientos de cetáceos son más numerosos en los últimos años, los estudios realizados sobre sus causas nos señalan a nosotros, los humanos, como los máximos responsables de este aumento -Maniobras militares en el Océano (ver artículo en "El País": EE UU podría realizar entrenamientos con sónar en California a pesar de las ballenas , contaminación...-, y nos parece inadecuado que animales de su tamaño puedan dejarse morir durante días en nuestras playas a la vista de los turistas.
¿No hay otros métodos? Si nos los hay dejemos que las Ballenas mueran con tranquilidad, no sin falta de sufrimiento por las raspaduras y quemaduras de su piel a causa del sol, pero intentando que su muerte sea menos dura y aliviar en lo posible su agonía.
Así lo hicieron con la Ballena varada el pasado mes de febrero las personas que estaban en la playa de San Andrés, cerca de Puerto Banús, en Marbella. (recuerdo que el cuerpo de esta Ballena fue trasladado al Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid para su recomposición y posterior exhibición y que, por cierto..., esta semana próxima me acercaré a preguntar cómo van los trabajos).
Yo diría aquí lo que Obama en su campaña ¡¡Si, podemos!! (Yes, we can)