Un rompehielos pudo evitar una masacre
El cuerno del Narval alcanza altos precios

(Ver: "El narval, extraño unicornio marino ")
Parece ser que a últimos de noviembre el gobierno canadiense se negó a enviar un rompehielos para abrir un hueco de salida a más de 500 Narvales que estaban atrapadas entre los grandes témpanos, a causa de la gran velocidad en la formación del hielo nuevo después del verano, achacando que el ruido de los motores del barco causaría estres a los animales. Aprovechando este hecho cazadores inuit dispararon indiscriminadamente sobre ellos con potenes fusiles, en una masacre cruel, brutal e innecesaria, matando a 560 de estos mamíferos marinos.
Sea Shepherd críticó duramente el comportamiento de las personas que sacrificaron a los 560 Narvales cuando fue posible rescatarlos: "El ministerio de Pesca y Océanos canadiense gasta millones de dolares cada primavera en abrir rutas en el hielo para cazar a las crías de foca y ni un centavo para ayudar a abrir un camino a más 500 ballenas atrapadas".
Siguen diciendo: "En lugar del ruido ligeramente irritante del rompehielos, había docenas de despiadados asesinos inuit disparando de lejos con rifles de alta potencia a las ballenas, que gritaban frenéticamente tratando de escapar de las balas, desesperadas de pánico y horror a medida que subian a la superficie para respirar, frustradas, sin lugar a donde ir. Todos alrededor de los cuerpos de sus camaradas a flote y el gorgoteo de sangre en frenética y mortal agonía".
El Narwhal está en la lista roja de especies en peligro de extinción publicada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), esto significa que están en máximo riesgo de extinción. La Comisión Mixta Canadá-Groenlandia sobre la conservación y ordenación del Narwhal y la Beluga, y la Comisión Ballenera Internacional han declarado que la caza del Narval no es sostenible.

Tradicionalmente se ha venido cazando por el pueblo inuit, al que legalmente aún se le permite su caza, desde tiempos remotos, ya que de sus cuerpos aprovechan prácticamente todo: su carne la ahúman para conservarla todo el invierno, sus tendones les servían para hacer cuerdas, sus huesos para construir trineos y aperos de caza, y su piel y grasa les sirve de alimento.
También como tejido y sobre todo como fuente de vitamina C, algo vital en una tierra donde no hay fruta ni verdura. A menudo, el hígado de estos animales es consumido inmediatamente después de la matanza, se realiza durante una ceremonia ancestral, que tiene un significado de respeto hacia el animal.

Es en estos emplazamientos de verano, cuando la luz baña las heladas noches boreales, cuando los cazadores inuits se congregan en los canales abiertos en el hielo a la espera de que aparezcan sus codiciados Narvales; su precaria economía hace que aún necesiten de estos cetáceos para su supervivencia. Y a pesar de no ser ya nómadas, todos los años los cazadores viajan a los canales donde saben que aparecerán sus presas.
Pero el mismo cambio de la forma de vida de estos esquimales, los inuit, es el que está poniendo en jaque a los narvales. La cultura de los inuit, un pueblo del ártico canadiense, está íntimamente ligada a la caza de narvales desde siempre. Ahora, según los científicos, esta caza ha dejado de ser sostenible. Los jóvenes esquimales no han aprendido las técnicas tradicionales de sus mayores y es frecuente verles disparar con sus rifles a las ballenas de forma indiscriminada.

Las cifras no permiten hablar de extinción –en el ártico viven de 40.000 a 70.000 narvales–. En el oeste de Groenlandia la población de narvales ha pasado de 10.500 en 1986 a 1.500 en 2003, por lo que el gobierno ha limitado a 385 el número de ballenas que permite matar cada año (los científicos piden solo 100 anuales).
El paso siguiente es que los cazadores se comprometan a seguir las antiguas reglas del juego, las mismas que han permitido el desarrollo de la cultura esquimal, en la que el respeto a los animales tienen un papel fundamental.
Ampliar información sobre el Narval en:
El narval, extraño unicornio marino Unicornio en el ártico, el Narval
Y como en Madrid también hace un frio polar y ha nevado como hacía tiempo no he visto, os dejo estas dos fotos "navideñas" de Madrid, que por esta causa se ha colapsado por tierra y por aire (y porque no había Mar...). Mañana con más tiempo subiré alguna a la galería de "Fotos apañadas ".