Las temperaturas del mar han sido inusualmente bajas esta primavera en el Mar del Norte
La última vez que una de estas criaturas casi míticas fue vista en Europa occidental fue en 1949 (el mismo año en que la cámara Polaroid llegó al mercado). El esqueleto del animal será trasladado al Royal Belgian Institute of Natural Sciences, donde se unirá a las colecciones como una importante muestra de historia natural.
"Esta observación es particularmente significativa ya que en los últimos 14 meses hemos tenido otros cetáceos del Ártico visitando nuestras aguas", explica el Dr. Peter Evans, fundador de la Fundación Sea Watch, una organización que trabaja en la zona para controlar las ballenas, delfines y marsopas. "Las temperaturas del mar han sido inusualmente bajas en esta primavera, y [hay] una posibilidad de que la fragmentación del hielo flotante pueda haber dado lugar a que las ballenas, típicamente asociadas con el hielo, se desplazaran mucho más al sur". Uno de estos animales era una ballena beluga, la única otra especie en la familia Monodontidae, a la que también pertenecen los narvales.
Los narvales (Monodon monoceros) son conocidos viajar en grupos de 15 a 20 individuos, por lo que existe cierta preocupación entre los científicos de que este cadáver no será el único en llegar a tierra. Sin embargo, se sabe que la topología del Mar del Norte funciona bajo ciertas condiciones como una "trampa de ballenas", y es muy posible que este animal fuera separado de su manada.
El arremolinado colmillo es el que da a éstas marsopas de color pálido el nombre de su especie (Monoceros significa en griego "unicornio") y se encuentra sólo en los machos. El colmillo es un diente modificado - el canino izquierdo frontal - que sale directamente a través del labio superior a medida que crece. Mientras que el colmillo sin duda puede ser utilizado para el combate, los investigadores han encontrado que las terminaciones nerviosas dentro de él podrían permitir a los narvales "saborear" las aguas circundantes.
A diferencia de la mayoría de los dientes de mamíferos, los colmillos de narval no están protegidos por el esmalte. Contienen un sistema de canales y tubos que dejan pasar trazas de agua de mar que, una vez dentro, excitan los nervios en el centro del diente. Se cree que esta interacción alerta al cerebro del animal de los cambios químicos o de temperatura en su entorno - un truco particularmente útil en la búsqueda de alimento o de pareja en los vastos mares árticos.
Aunque el narval de Bélgica ya se encontraba en avanzado estado de descomposición en el momento en que se descubrió, se ha realizado una necrosia (autopsia de los animales). Determinar la causa de la muerte desde este estado puede ser complicado, pero actualizaremos el artículo si sale a la luz cualquier información.