Las ballenas valen más vivas que muertas
Varias delegaciones no ocultaron su pesimismo sobre el porvenir de la CBI
Tras una semana de negociaciones, la Comisión Ballenera Internacional (CBI) adoptó el pasado viernes día 26/06/2009 una resolución trascendental sobre cambio climático en el último día de su reunión. No obstante y como se preveía (Japón y Noruega usan dinero público para la caza de ballenas), la organización conservacionista WWF denuncia que no se ha avanzado en asuntos que obstaculizan tradicionalmente su progreso, como ocurre con la caza de ballenas realizada por Japón bajo el pretexto de la investigación científica.
Los 85 Estados miembros de la Comisión Ballenera Internacional (CBI), cuyo nuevo presidente es el chileno Cristián Maquieira, acordaron unánimemente adoptar una resolución sobre cambio climático, promovida por EEUU y Noruega, pero terminaron su reunión anual en la isla portuguesa de Madeira sin haber superado las profundas divergencias entre quienes siguen cazando los grandes cetáceos y quienes se oponen a ellos.
La resolución plantea el cambio climático como una de las principales amenazas a la supervivencia de las ballenas, y urge a los gobiernos a reducir sus emisiones de carbono en la próxima reunión sobre cambio climático de la ONU, en el camino previo hacia Copenhague.
Como ejemplo, los países que conforman la CBI no han actuado en el asunto de la "caza científica" llevada a cabo por Japón, un error que ha llevado a la muerte a miles de ballenas, particularmente en el Santuario Ballenero Antártico. Bajo el disfraz de la investigación, Japón ha continuado desafiando la moratoria total a la caza establecida en 1986, con el pretexto de que es necesario sacrificar estos animales para responder a cuestiones científicas.
Aunque los países miembros de la CBI no se han pronunciado en muchos de los asuntos relacionados con la caza de cetáceos, sí que se han producido avances en otros asuntos clave, que requieren una atención inmediata. Entre ellos, destacan la protección de las poblaciones de pequeños cetáceos, como los delfines o las marsopas.
La publicación durante la reunión del viernes del informe de WWF "Pequeños cetáceos, las ballenas olvidadas" deja constancia de cómo estos mamíferos encuentran la muerte por causa de la polución, la pérdida de hábitat, la caza o las redes de pesca no selectivas. Sus problemas se ven agravados, además, por la falta de medidas de conservación, eclipsadas por las grandes ballenas.
El apoyo a los pequeños cetáceos llegó de la mano de Australia. El ministro de medio ambiente de este país, Peter Garret, ha anunciado la donación de 300.000 euros para la conservación y la protección de los pequeños cetáceos. Al mismo tiempo, se ha previsto un seminario en el mes de noviembre para hacer frente a los problemas de estas especies y su relación directa con el cambio climático.
Como recuerda la doctora Lieberman: “Es hora de que la CBI cumpla sus compromisos y se dedique firmemente a la conservación de todas las ballenas, grandes y pequeñas, transformándose finalmente en una convención del siglo XXI
Fundada en 1946 por 15 países balleneros para administrar un recurso amenazado por la pesca industrial, la CBI, única organización mundial que regula la cacería de los grandes cetáceos, está paralizada por la querella entre los países cazadores de ballenas, que juzgan exageradas las amenazas que pesan sobre estos animales, y los países "protectores" que exigen el mantenimiento de la prohibición de la pesca comercial.
En Madeira, los 85 Estados miembros de la CBI decidieron prolongar un año las negociaciones sobre el futuro de la organización.
En una resolución adoptada por consenso, los Estados miembros, constatando "desacuerdos fundamentales sobre la naturaleza y el objetivo" de la CBI, decidieron "reconstituir por un año" el grupo de trabajo reducido creado en 2008 con motivo de la última reunión anual en Santiago de Chile.
"Debemos restablecer un consenso sobre lo que es la CBI y lo que debe hacer, cuando hay al menos dos maneras contradictorias de responder a esta pregunta", declaró a la prensa el nuevo presidente Cristián Maquieira.
Para preservar un ambiente que se deseaba "constructivo", la CBI evitó durante los cuatro días de reuniones, toda decisión que pudiese provocar enfrentamientos, aplazando los debates sobre el único punto que podía ser objeto de votación: la solicitud de Dinamarca de reanudar la caza de la ballena jorobada en Groenlandia.
Ante la falta de temas de debate, ya que las posiciones eran diametralmente opuestas, la reunión fue abreviada, terminándose un día antes con respecto a lo programado.
"La estrategia que consiste en evitar toda decisión no resolverá ningún problema", deploró el ecologista Nicolas Entrup, de la Sociedad para la conservación de las ballenas y delfines.
Varias delegaciones no ocultaron su pesimismo sobre el porvenir de la CBI, dividida entre dos campos antagonistas.
Japón reafirmó su compromiso de continuar los esfuerzos con miras a lograr "un acuerdo interino", pero el delgado nipón Joji Morishita advirtió que era "imperativo" llegar a un acuerdo en 2010, ya que de lo contrario "el porvenir de la CBI se vería seriamente cuestionado".
Australia, muy comprometida en la defensa de las ballenas, se negó "a firmar un cheque en blanco para consultas sin fin", como lo dijo su ministro del Medio Ambiente, Peter Garret, quien dijo esperar gestos adicionales sobre la cacería supuestamente "científica" que lleva a cabo Japón, sobre todo en las aguas del Océano Antártico.
De las 1.936 ballenas cazadas el año pasado, los arpones de la flota ballenera nipona mataron más de la mitad, lo que representa más que la totalidad de los cetáceos atrapados por Noruega e Islandia, únicos países de la CBI que rechazaron la moratoria de 1986 y practican oficialmente la cacería comercial.
Por otro lado, un informe reveló que mantener vivas a las ballenas es muy rentable:El turismo relacionado con la observación de ballenas generó 1.400 millones de euros en 2008 y atrajo a 13 millones de personas de 119 países, según datos divulgados en esta reunión anual de la CBI que se celebró esta semana en el archipiélago luso de Madeira.
Datos del Fondo Internacional para el Bienestar de los Animales y su Hábitat (IFAW) presentados en Funchal, capital de Madeira, por el ministro de Medio Ambiente de Australia, Peter Garrett, revelan que las ballenas vivas tienen un gran potencial turístico y atraen a cientos de miles de visitantes. Garrett destacó que ese estudio demuestra que las "ballenas son más valiosas vivas que muertas " y resaltó que "los beneficios son mayores dejando atrás la caza".
Desde 1998, esta nueva industria ballenera ha crecido a un ritmo de 3,7 por ciento al año y ha generado alrededor de 13.200 empleos.
Garrett argumentó con estos datos la postura de Australia, que rechaza la caza de ballenas, y señaló que son un respaldo para los países defensores de la preservación de los cetáceos y suponen una "apuesta económica sostenible".
Sin embargo, otros países también miembros del organismo creado en 1946, con Rusia, Noruega y Japón a la cabeza, han solicitado que la Comisión vuelva a sus orígenes y se dedique a gestionar la caza de los animales y no a protegerlos.
En esa misma línea está Dinamarca, cuya petición de ampliar la cuota de capturas destinada a la alimentación de los nativos de su territorio autónomo de Groenlandia ha sido muy mal acogida por los mismos países europeos.
Los miembros de la UE rechazan la petición de Dinamarca por considerar "insuficientes" sus argumentos para justificar la creación de una cuota de caza anual de 10 ballenas jorobadas, una especie muy amenazada, en los mares de Groenlandia.
El 61 encuentro de la Comisión Ballenera Internacional, creada primero por 15 países que se asociaron para regular la caza de los mamíferos marinos y a la que se han ido sumando los firmantes de la convención internacional sobre la materia, celebró también sesiones de su comité científico y los subcomités técnicos.
La reunión de Madeira ha escenificado, una vez más, la profunda división que hay en el organismo sobre el futuro de las ballenas y ha servido para que varias organizaciones ecologistas presentes, entre ellas Greenpeace y WWF, carguen contra los defensores de la caza.
Los japoneses y su caza con "fines científicos", permitidos por la moratoria de la CBI, han sido los más criticados por las ONG ambientales, que acusan a Tokio de influir en otros países para bloquear las votaciones a favor de ampliar la protección de los cetáceos y crearles un santuario en el Atlántico Sur.Descargar en PDF: Climate Change resolution - IWC 61 Enlace: WWF