La temperatura marina es responsable de que desaparezca o disminuya el alimento de estos cetáceos
La ballena azul, o la ballena gris, serían las primeras especies en sucumbir a los efectos del cambio climático
El impacto del cambio climático como el derretimiento de los polos y el aumento de la temperatura de los océanos afectan, directa e indirectamente, diferentes aspectos de la vida de los cetáceos y otras especies, incluyendo su alimentación, distribución, rutas de migración y ciclos reproductivos, amenazando fuertemente la viabilidad de las especies a largo plazo.El cambio climático es también una de las mayores amenazas a la supervivencia de las ballenas, sobre todo de aquellas especies cuyas condiciones ambientales son muy específicas. Una ligera modificación de estas variables podría hacer desaparecer a toda una especie, como la ballena azul (Balaenoptera musculus), el mamífero más grande del mundo. WWF ha impulsado el acuerdo en la Comisión Ballenera Internacional (CBI) de realizar a finales de año un seminario internacional para combatir los efectos del cambio climático en los cetáceos (Ver:Comisión Ballenera, acuerdo sobre clima, desacuerdo en la caza de Ballenas).
El gobierno de Costa Rica, en colaboración con WWF, dió a conocer en el marco de la CBI que se celebró esta semana en Madeira, los resultados del seminario “Cetáceos y cambio climático en el Pacífico tropical este”, que tuvo lugar a principios de año en el país centroamericano. Las conclusiones de dicho informe confirman que el aumento de la temperatura marina es responsable de que desaparezca o disminuya el alimento de las ballenas - zooplancton y peces – mudándose a aguas más frías en otras latitudes o a mayores profundidades.
Por otra parte el ciclo de vida de este alimento se ve desplazado en el tiempo, de manera que las ballenas llegan a veces muy ‘temprano’ y otras demasiado ‘tarde’ a sus lugares de alimentación. Este factor es determinante a la hora de procrear, ya que las debilitadas ballenas no tienen suficientes reservas como para hacer frente a una larga gestación.
Los datos del estudio vienen a apoyar la decisión tomada en la CBI de llevar a cabo un seminario internacional en Viena, el próximo mes de noviembre, para estudiar detenidamente la influencia del aumento de temperatura en las poblaciones de ballenas, así como crear mecanismos de adaptación que se materialicen en planes de gestión para minimizar los efectos del cambio climático.
Otro efecto del incremento de la temperatura del agua es la proliferación de algas tóxicas, parásitos y especies invasoras, lo que se traduce en una mayor mortalidad de peces, crustáceos y otros organismos que sirven de sustento a las ballenas.
La ballena azul, o la ballena gris serían las primeras especies en sucumbir a los efectos del cambio climático, ya que su alimentación en muy concreta, y tendrían serios problemas para adaptarse a estas alteraciones.
Las especies restringidas a una zona geográfica concreta son las más vulnerables al cambio climático y merecen una mención especial, como la Vaquita mexicana (Phocoena sinus) y muchas especies de delfines de río. El mismo riesgo comparten algunas poblaciones de cetáceos, como la ballena jorobada en el océano índico, o el rorcual común en el Mediterráneo, que han decidido abandonar las costumbres migratorias de su especie y establecer en estas aguas sus hogares permanentes.
El informe recuerda que el efecto negativo del aumento de la temperatura marina es especialmente preocupante en los polos, y se remite al caso de la muerte de cientos de ejemplares de ballena gris en la región del mar de Bering entre 1983 y 2000. En aquella ocasión el calentamiento del agua hizo desaparecer el plancton del que estos cetáceos se alimentan, y, con él, murieron también las ballenas. El informe avisa que, de seguir así la tendencia, las poblaciones de cetáceos de agua caliente tenderán a aumentar, mientras que las de agua fría, desaparecerán poco a poco.
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Más información sobre ballenas Enlace: WWF