Un Jonás moderno tragado por una ballena

Jonás tragado por una ballena

Al parecer la experiencia fue similar a un parto, pero a la inversa

Contó que no podía respirar, y que hacía mucho calor allí...

Bartley acosado por la ballena

El curioso caso de James Bartley, acontecido en 1891, suscitó una peculiar controversia porque, debido a lo extraordinario del suceso se hacía difícil de creer.

Todo comenzó cuando este marinero, enrolado como aprendiz en su primer viaje en el ballenero "Star of the East", fue engullido por una ballena cerca de las islas Malvinas.

Según la mayoría de las historias, fue avistada una ballena, los barcos se pusieron en marcha haciendo uso de sus arpones y cazaron con éxito a la ballena.

En la violencia que siguió, sin embargo, uno de los barcos más pequeños se volcó, lanzando a dos miembros de la tripulación al mar.

Uno de ellos se ahogó y el otro, este hombre del relato, llamado James Bartley, desapareció.

Transcurridas unas horas la ballena fue presa, a su vez, del propio ballenero de Bartley, que ignoraba que su camarada desparecido estaba a unos metros de grasa de ellos. Caía el sol cuando se inició el despiece del animal y no se concluyó hasta el día siguiente.

Al alba se reiniciaron las labores, y al llegar hasta el vientre, un descomunal bulto llamó la atención de los marineros. Pensando hallar un tiburón o algún pez de gran tamaño lo rajaron y, ante su sorpresa, como salido de un armario, cayó desplomado su compañero. Estaba sin sentido, demacrado (por los jugos gástricos según se especuló) pero respiraba débilmente.

bartley dentro de la ballena

Al parecer la experiencia fue similar a un parto, pero a la inversa. Entró con los pies por delante y acabó como un nonato en algo parecido a un útero. Su cuerpo se había abierto paso suavemente, como el cuchillo entre la mantequilla, a través de los pliegues del estómago del cetáceo. Su destino final fue una especie de buche en el que cabía cómodamente, incluso se podía estar de pie, y donde compartía estancia con otros peces que habían corrido la misma suerte que él. Todo ello deducido a oscuras, palpando en aquel lugar oscuro y fétido. La falta de oxígeno y la enviciada atmósfera, de un calor asfixiante, le hicieron perder el conocimiento.

La mayoría de las historias también incluyen una descripción detallada de lo que Bartley vivió y sintió durante su "viaje" dentro de la ballena.

Dijo que se recordaba volando por el aire cuando la ballena golpeó el bote con su cola,  y de repente se encontró en la oscuridad deslizándose por una tubería sin obstáculos de ningún tipo. Luego entró en una zona más grande marcada por una sustancia viscosa que parecía rehuir su contacto. Por último, se dio cuenta de que estaba dentro de la ballena. Contó que no podía respirar, y que hacía mucho calor allí...

Caricatura de Bartley en el estomago de la ballena

Una vez fuera y tras tres meses inconsciente, Bartley recobró el sentido y pudo llevar una vida casi normal. Nunca recuperaría su tono de piel y vería con alguna dificultad (otras versiones cuentan que al hallarlo los compañeros lo rociaron con agua de mar, lo acomodaron en la cabina del capitán y después de un par de semanas de recuperación, estaba de regreso en el trabajo).

El caso se hizo tremendamente popular y se publicaron numerosas noticias, informes y relatos de supuestos testigos de aquel fenomenal caso, con fervorosos partidarios y también detractores.

Del lado de los primeros los hubo incluso prestigiosos. En 1914, Monsieur de Parville, director científico del Journal des Débas, repasó la documentación existente y llegó a la conclusión de que el caso había sido médicamente posible. Hubo otros muchos que lo calificaron de lo que hoy día llamaríamos leyenda urbana, aunque en aquellos tiempos sería más exacto calificarlo como leyenda del mar.

Entre los detractores figura la propia mujer del capitán del Star of the East, Ms Killam, que ante las dimensiones que estaba tomando la historia, se vio en la obligación de desmentirla mediante una carta aparecida en 1907 en el diario The Expository Times, donde la calificaba de fábula de marineros.

Bartley, siempre según la leyenda, no volvió a navegar nunca más y se instaló en Gloucester, su ciudad natal, donde trabajaría como zapatero remendón. Murió en 1909 y en su tumba se podía leer el epitafio: “James Bartley 1870-1909. Un Jonás moderno”; y es que este caso llevaba implícita una polémica que se remontaba hasta los orígenes del hombre.

Dar credibilidad a esta historia equivalía a poner un cimiento más en la demostración de que existía un ser superior, creador de todo lo que nos rodea. Si Bartley sobrevivió a la dieta de la ballena, no era si no una prueba más de que la historia de Jonás era verídica y...“Y la Biblia tenía razón”, tal y como un entusiasta creacionista tituló su libro.

caricatura de Jonás tragado por una ballena

La investigación definitiva sobre esta historia fue realizada por Edward B. Davis, profesor de Messiah College en Grantham, Pennsylvania.

Fue curioso tratar de documentar la historia, que fue tantas veces repetida en la literatura cristiana y que incluso había encontrado un lugar en varios comentarios de la Biblia.

Su investigación se resume en un artículo en «The American Scientific Affiliation ', publicado en 1991.

Davis no sólo recorrió los archivos de periódicos, documentos originales y bibliotecas, sino que pasó incluso un tiempo en Inglaterra rastreando algunas de las fuentes. Verifica, por ejemplo, que en realidad si había habido un buque llamado el "Estrella del Oriente" y que su capitán era un hombre llamado JB Killam.

Siguió la pista del ingeniero británico, Sir Francis Fox, quien quedó tan impresionado con la historia Bartley, que incluyó un capítulo sobre él en su autobiografía, publicada en 1924.

El resultado de la investigación de Davis fue que no pudieron encontrar ninguna evidencia creíble para apoyar la historia de James Bartley. De hecho, se encontraron elementos de prueba que hicieron que la historia pareciese más cuestionable.

Comprobó un informe que decía que Bartley había sido tratado en un hospital de Londres para remediar los efectos de los jugos gástricos de la ballena en la piel, pero no pudo encontrar ninguna justificante de ello.

Cuando leyó los documentos sobre el viaje en particular, durante el que ocurrio el presunto incidente con la ballena, James Bartley no figuraba como miembro de la tripulación.

Una de las presuntas fuentes de la historia de James Bartley fue un artículo de un periódico publicado en Great Yarmouth, en la costa este de Inglaterra.

Davis, visitó el puerto y encontró un artículo que daba cuenta de la historia, pero no ofrecía nada para ayudar a verificar los hechos de la misma.

También encontró una historia de ballenas con fecha de 1891 (el mismo año que la mayoría de las historias sobre James Bartley).

Según la historia, una ballena rorcual causó un revuelo cuando llegó cerca de la costa frente a la ciudad de Gorleston, cerca de Great Yarmouth. Arremetió contra el muelle de la ciudad y quedó varada mientras era perseguido por varias embarcaciones.

La ballena se convirtió en una celebridad local y fue conocida como "la ballena de Gorleston". Cuando su cadáver fue recuperado sirvió de exposición durante un par de días, luego un taxidermista la arregló y se muestra en el Acuario de Westminster, en Londres.

Según Davis, con dos de los recortes que encontró sobre la ballena Gorleston, entre ellos uno escrito dentro de los días del evento, la historia se había "inspirado en una serie de cuentos exagerados".

¿Ha habido alguna vez a otro ser humano, además de Jonás, que haya sobrevivido al ser tragado por una criatura del mar?

Podemos decir que no se conoce, tampoco es mi intención desafiar la historia bíblica ...

Historias como la de James Bartley, sin embargo, no han estado a la altura de un nivel de pruebas fiables.

Etiquetas: JonásBallena

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