Etiquetas satelitales en focas ayuda a los científicos a rastrear las corrientes oceánicas y el cambio climático
Una sorprendente técnica ha ayudado a los científicos a observar cómo están cambiando los océanos de la Tierra, y no se trata de utilizar robots especializados ni inteligencia artificial, sino de etiquetar focas.
Varias especies de focas viven en la Antártida y en sus alrededores y suelen sumergirse más de 100 metros en busca de su próxima presa. Estas focas son expertas en nadar a través de las vigorosas corrientes oceánicas que conforman el océano Austral. Su tolerancia a las aguas profundas y su capacidad para navegar por fuertes corrientes hacen de estas aventureras criaturas los asistentes de investigación perfectos para ayudar a los oceanógrafos a estudiar el Océano Austral.
Sensores en focas
Los investigadores han estado colocando etiquetas en las frentes de las focas durante las últimas dos décadas para recopilar datos en remotas e inaccesibles regiones. Un investigador pone una etiqueta a la foca durante la temporada de apareamiento, cuando el mamífero marino llega a la orilla para descansar, y la etiqueta permanece adherida a la foca durante un año.
Un investigador pega la etiqueta en la cabeza de la foca (el hecho de etiquetarla no afecta a su comportamiento). La etiqueta se desprende después de que la foca muda su pelaje y lo reemplaza por una nueva cada año.
La etiqueta recoge datos mientras la foca se sumerge y transmite su ubicación y los datos científicos a los investigadores vía satélite cuando la foca sube a la superficie para tomar aire.
Imagen: Los científicos colocan una etiqueta en una foca después de que se la tranquiliza de manera segura. Etienne Pauthenet
El etiquetado de focas, propuesto por primera vez en 2003, se ha convertido en una colaboración internacional con rigurosos estándares de precisión de sensores y un amplio intercambio de datos. Los avances en la tecnología satelital permiten ahora a los científicos tener acceso casi instantáneo a los datos recopilados por una foca.
Nuevos descubrimientos científicos con la ayuda de las focas
Las etiquetas adheridas a las focas generalmente llevan sensores de presión, temperatura y salinidad, todas ellas propiedades utilizadas para evaluar el aumento de las temperaturas del océano y las corrientes cambiantes. Los sensores también suelen contener fluorómetros de clorofila, que pueden proporcionar datos sobre la concentración de fitoplancton en el agua.
Imagen: Una foca de Weddell con una etiqueta con sensor. Christophe Guinet
El fitoplancton son diminutos organismos que forman la base de la red alimentaria oceánica. Su presencia suele indicar que hay cerca animales como peces y focas.
Los sensores en focas también pueden informar a los investigadores sobre los efectos del cambio climático en la Antártida. Aproximadamente 150 mil millones de toneladas de hielo se derriten en la Antártida cada año, lo que contribuye a la subida del nivel del mar a nivel global. Este derretimiento es impulsado por el agua caliente transportada a las plataformas de hielo por las corrientes oceánicas.
Con los datos recogidos por las focas, los oceanógrafos han descrito algunas de las vías físicas que recorre esta agua cálida para llegar a las plataformas de hielo y cómo las corrientes transportan el hielo derretido resultante lejos de los glaciares.
Las focas se sumergen con frecuencia bajo el hielo marino y cerca de las plataformas de hielo de los glaciares. Estas regiones son difíciles de muestrear con los métodos oceanográficos tradicionales y pueden resultar incluso peligrosas.
Imagen derecha: La cantidad de calor excedente (mostrado como energía) que han estado absorbiendo las capas superiores del océano (por encima de los 700 metros), las capas profundas del océano (por debajo de los 700 metros), la atmósfera y la Tierra ha aumentado en las últimas décadas. Todos los valores son relativos a 1971, y la incertidumbre en los valores del océano domina la incertidumbre total (línea de puntos negra). Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático
Al otro lado del Océano Austral abierto, lejos de la costa antártica, los datos sobre las focas también han arrojado luz sobre otra vía que provoca el calentamiento de los océanos. El exceso de calor de la atmósfera se desplaza desde la superficie del océano, que está en contacto con la atmósfera, hacia el interior del océano en regiones muy localizadas. En estas zonas, el calor se desplaza hacia las profundidades del océano, donde no puede disiparse a través de la atmósfera.
El océano almacena la mayor parte de la energía térmica que la actividad humana libera a la atmósfera. Por lo tanto, comprender cómo se desplaza este calor ayuda a los investigadores a monitorear los océanos de todo el mundo.
La física oceánica determina el comportamiento de las focas
Los datos sobre las focas también proporcionan a los biólogos marinos información sobre ellas mismas. Los científicos pueden determinar dónde buscan alimento las focas. Algunas regiones, llamadas frentes, son puntos calientes para que los elefantes marinos cacen para alimentarse.
En los frentes, la circulación del océano crea turbulencias y mezcla el agua de manera que los nutrientes llegan a la superficie del océano, donde el fitoplancton puede utilizarlos. Como resultado, en los frentes pueden producirse floraciones de fitoplancton que atraen a peces y focas.
Imagen: Aunque tradicionalmente consideramos que el océano es azul, en realidad puede parecer verde desde el espacio debido a las floraciones de fitoplancton. Las corrientes pueden extender estas floraciones y las focas prefieren alimentarse en estos lugares. NASA
Los científicos utilizan los datos de las etiquetas para ver cómo se están adaptando las focas al cambio climático y al calentamiento del océano. A corto plazo, las focas podrían beneficiarse de un mayor derretimiento del hielo alrededor del continente antártico, ya que tienden a encontrar más alimento en zonas costeras con agujeros en el hielo. Sin embargo, el aumento de las temperaturas subterráneas del océano puede cambiar la ubicación de sus presas y, en última instancia, amenazar la capacidad de las focas de prosperar.
Las focas han ayudado a los científicos a comprender y observar algunas de las regiones más remotas de la Tierra. En un planeta cambiante, los datos de las etiquetas de las focas seguirán proporcionando observaciones de su entorno oceánico, lo que tiene implicaciones vitales para el resto del sistema climático de la Tierra.
