Los anzuelos no siempre matan al animal, pero pueden causarle hambre lentamente
Hay muchos animales que viven con dolorosas heridas causadas por el hombre. De vez en cuando, vemos un triste pero conmovedor vídeo de una tortuga a la que le arrancan una pajita de la nariz o de una ballena que se libera de redes de pesca incrustadas en su carne.
Recientemente, se avistó una foca en Namibia (África austral) con un anzuelo incrustado en la boca. Afortunadamente, los ángeles en la tierra que conforman Ocean Conservation Namibia estuvieron allí para liberarla.
"Imagina vivir con un afilado anzuelo clavado en la boca, con el sedal arrastrándose tras de ti, tirando con cada movimiento", escribió el grupo de rescate. "Esta joven foca hacía exactamente eso. La herida ya estaba infectada; cada nado y cada inmersión era una nueva oleada de dolor".
Ocean Conservation Namibia se dedica a la protección de la fauna marina de Namibia. Fue fundada en 2020 por Naude y Katja Dreyer con el objetivo de concienciar sobre el impacto de la contaminación por plástico en los animales de la zona, especialmente en las focas de la bahía de Walvis y sus alrededores, a un paso de una de las olas más espectaculares del mundo.
Dado que en esa región en particular hay muchas focas, además de mucha basura humana, es bastante común que los trabajadores de Ocean Conservation Namibia se encuentren a una foca peletera del Cabo que se debate mientras intentan desenrollar kilómetros de sedal de su cuello. Sin embargo, los anzuelos son algo completamente distinto.
"A diferencia de los enredos en bucle, los anzuelos no siempre matan al animal, pero pueden causarle hambre lentamente, debilitar su sistema inmunitario y alterar su comportamiento hasta que la supervivencia se vuelve imposible", explicó Ocean Conservation Namibia.
"Cuando vimos esta foca enganchada en la playa, supimos que debíamos actuar con rapidez. Una captura rápida y cuidadosa, y en pocos segundos, el anzuelo desapareció, y con él el dolor. Esto nunca debería ocurrir. Si los pescadores asumieran una responsabilidad real por la pérdida de aparejos, tendrían más cuidado para evitarlo. Hasta entonces, las focas y otros animales marinos seguirán pagando el precio de nuestra negligencia".











