Permitiría la realización de estudios en la naturaleza sin necesidad de marcarlos
Un equipo de biólogos integradores de la Universidad de California, Berkeley, descubrió que las diferencias en las rayas del pulpo cebra pigmeo son lo suficientemente fuertes como para distinguirlas en estudios a largo plazo. En su estudio el grupo cultivó 25 crías de pulpo como medio para estudiar sus rayas.
El pulpo cebra pigmeo (Octopus chierchiae), también conocido como el pulpo rayado menor del Pacífico, reside en las aguas de la costa oeste de los EE. UU. y América Central. El pulpo tiende a mantenerse en las zonas intermareales bajas y son bien conocidos por sus rayas de color marrón oscuro y blanco, similares a las de la cebra. Las crías suelen tardar entre 250 y 300 días en madurar.
En este nuevo esfuerzo, los investigadores notaron que se ha realizado poca investigación sobre el pulpo y, por lo tanto, se sabe poco sobre su impacto en el medio ambiente. Señalan también que se sabe poco sobre sus rayas. Para rectificar esa situación, planearon y llevaron a cabo en su laboratorio un estudio de rayas de pulpo cebra pigmeo.
Los investigadores obtuvieron un macho y una hembra adultos y les permitieron aparearse, lo que resultó en la producción de 25 crías. Luego, se monitoreó a las crías a medida que crecían, centrándose en sus patrones de rayas.
Imagen: Fotografías que representan Octopus chierchiae de diferentes edades. (A) Adulto de O. chierchiae de un año. (B) Cría de O. chierchiae de un día. (C) Cría de O. chierchiae de cinco días de edad que ya muestra una configuración de rayas en desarrollo. Crédito: PLOS ONE (2023). DOI: 10.1371/journal.pone.0265292
El equipo de investigación encontró que las rayas comenzaron a aparecer alrededor de dos semanas. Después de cuatro semanas, parecían estar firmemente asentadas. También notaron que, al igual que otras especies de pulpos, el cebra pigmeo tiende a cambiar su apariencia, incluido el color, cuando se le molesta. Por lo tanto, tuvieron que idear un medio para filmar y fotografiar a los especímenes sin molestarlos para poder estudiar sus persistentes patrones de rayas.
Al comparar los patrones de rayas entre individuos, el equipo de investigación descubrió que eran extraordinariamente únicas, tanto como la huella digital humana.
También notaron que las variaciones eran lo suficientemente fuertes como para que fueran fácilmente identificables: los voluntarios que estudiaron fotografías pudieron identificar especímenes con un 84,2% de precisión. Esto, sugiere el grupo, significa que el efecto de rayas es lo suficientemente fuerte como para permitir la realización de estudios a largo plazo de individuos en la naturaleza sin necesidad de marcarlos.
La investigación se ha publicado en la revista de acceso abierto PLOS ONE: Individually unique, fixed stripe configurations of Octopus chierchiae allow for photoidentification in long-term studies