A pesar del miedo, la tasa de mortalidad es mucho más baja que en otros lugares
A finales de la semana pasada, se encontraron los restos de una niña de 12 años desaparecida después que un cocodrilo de agua salada se la llevara en el Territorio del Norte australiano (NT).
El incidente ocurrió en una vía fluvial conocida como Mango Creek cerca de la comunidad de Nganmarriyanga/Palumpa en la remota y escasamente poblada región de West Daly, a unos 350 kilómetros al suroeste de Darwin.
Es comprensible que la tragedia provocara una fuerte reacción del público, incluido un debate sobre el número de cocodrilos en estado salvaje.
Brandon Michael Sideleau, estudiante de doctorado de la Universidad Charles Darwin que estudia el conflicto entre humanos y cocodrilos de agua salada, vive en el Territorio del Norte y ha trabajado extensamente en el campo de la gestión de conflictos entre humanos y cocodrilos, incluido el establecimiento de CrocAttack, una base de datos global de código abierto sobre ataques de cocodrilos.
En medio de la emoción que rodea a este último incidente, es importante recordar que los ataques fatales de cocodrilos son extraordinariamente raros en Australia y no hay evidencia que sugiera que su número sea demasiado alto.
Imagen: Los ataques mortales de cocodrilos son extraordinariamente raros en Australia. Shutterstock
Los números de cocodrilos no equivalen a ataques
Los cocodrilos de agua salada (Crocodylus porosus) en el NT suman alrededor de 100.000 (excluidos los que acaban de nacer) [PDF]. Las investigaciones muestran una media de cinco cocodrilos por cada kilómetro de vía fluvial del territorio.
Los ataques mortales de cocodrilos en el NT alcanzaron su punto máximo en 2014, cuando murieron cuatro personas. Antes del último incidente, el último ataque fatal en el NT ocurrió en 2018, cuando una guardabosques indígena murió mientras pescaba con su familia.
La tasa de mortalidad es mucho más baja que en otros lugares del área de distribución del cocodrilo de agua salada. En Indonesia, por ejemplo, sólo el año pasado murieron al menos 85 personas. Es más, se cree que los incidentes de cocodrilos en la Papúa indonesia no se denuncian en gran medida, por lo que el número de muertes reales probablemente sea mucho mayor.
A pesar de esto, parece haber muchos menos cocodrilos en Indonesia. La mayoría de los estudios revelan densidades significativamente inferiores a un individuo por kilómetro en las vías fluviales.
Imagen: A diferencia de Australia, los pescadores de Indonesia a menudo deben adentrarse en vías fluviales, lo que los pone en mayor riesgo de sufrir ataques de cocodrilos. Shutterstock
Por qué son raros los ataques de cocodrilos en el NT
Existen varias teorías sobre por qué los ataques de cocodrilos de agua salada son comparativamente raros en Australia.
En primer lugar, los australianos suelen tener acceso a agua dulce en sus hogares. A diferencia de la gente de Indonesia, por ejemplo, no necesitan viajar a vías fluviales para bañarse, realizar tareas domésticas y recoger agua potable. Eso significa que son menos propensos a encontrar cocodrilos.
En segundo lugar, los australianos tienen acceso a equipos de pesca que no les exigen sumergirse en vías fluviales para pescar, y a embarcaciones pesqueras más seguras que, a diferencia de Indonesia, no son propensas a volcarse.
El Territorio del Norte también está menos poblado y desarrollado que otras áreas donde viven cocodrilos de agua salada. Eso significa menos destrucción del hábitat, más presas naturales para los cocodrilos y menos personas en el hábitat de los cocodrilos.
Es importante destacar que el Territorio del Norte también cuenta con un amplio programa educativo sobre la seguridad de los cocodrilos en forma de la campaña CrocWise, así como un sólido plan de gestión.
Vídeo: El Territorio del Norte tiene una extensa campaña CrocWise.
Los cocodrilos no necesitan sacrificio
El plan de gestión de cocodrilos del NT fue modificado recientemente para aumentar la cuota de eliminación de cocodrilos del territorio de 300 a 1.200 al año, sin llegar a un sacrificio generalizado.
Sin embargo, cada vez que se registra un ataque de cocodrilo en Australia, se genera un debate sobre si es necesaria una gestión más estricta del número de cocodrilos.
Tras el último ataque de cocodrilos, la ministra principal del NT, Eva Lawler, dijo a la ABC: "No podemos permitir que la población de cocodrilos supere en número a la población humana en el Territorio del Norte [...] Necesitamos mantener nuestro número de cocodrilos bajo control".
Las afirmaciones de que es necesario "controlar" las poblaciones de cocodrilos tienen poco sentido. Las investigaciones muestran que los superdepredadores, como los cocodrilos, no se sobrepoblan. El número de cocodrilos en el Territorio del Norte nunca ha estado ni estará fuera de control.
Esto es particularmente cierto en el caso del cocodrilo de agua salada, del cual menos del 1% de las crías sobreviven hasta la edad adulta. También es una especie ferozmente territorial y los conflictos entre machos a menudo resultan en la muerte.
Un estudio australiano de 2015 encontró que eliminar todos los cocodrilos de un lugar no era una opción práctica, dada la movilidad y dispersión de la especie en una variedad de hábitats. Dijo que los programas de sacrificio no garantizarían la ausencia de cocodrilos en un área específica y que las actividades de natación seguirían siendo inseguras para el público.
Imagen: Para prevenir los ataques de cocodrilos en el Territorio del Norte se necesitan más señales que adviertan del peligro. Darren England
Otra investigación australiana ha descubierto que el número de cocodrilos tendría que disminuir en un 90% para evitar un ataque anual.
Prevenir los ataques de cocodrilos en el Territorio del Norte requiere más educación comunitaria, más señales de advertencia sobre el peligro de los cocodrilos y multas más severas para las personas que intencionalmente adoptan comportamientos inseguros.
También se están desarrollando nuevas herramientas. Esto incluye detectar cocodrilos con un sonar de haces múltiples en áreas donde el riesgo de ataque es alto y colocar imanes en los cocodrilos mientras los mueve para alterar su instinto natural de localización. Estos métodos requieren más estudios.
En última instancia, a través de la educación y la gestión públicas, es posible que los humanos convivan con los cocodrilos con un conflicto mínimo.
Este artículo de Brandon Michael Sideleau se republica desde The Conversation bajo una licencia Creative Commons. Lee el artículo original en inglés: The latest crocodile attack is tragic – but the Northern Territory doesn’t have a croc problem.