La forma en que comparten decisiones es sorprendentemente compleja
Un nuevo estudio revela qué sucede cuando los pulpos y los peces cazan juntos. Resulta que esta relación entre especies es más compleja de lo que nadie esperaba.
Los animales de la misma especie suelen cooperar, es decir, trabajar juntos para alcanzar algún tipo de objetivo. Pero es relativamente raro encontrar cooperación entre individuos de especies diferentes.
Un ejemplo clásico con el que estarás familiarizado es la estrecha relación entre perros y humanos, ya sea en el contexto del pastoreo de ovejas o de la caza. En estas situaciones, el perro y el humano trabajan juntos para lograr un objetivo.
Eso es lo que ocurre con los mamíferos, pero las especies submarinas también cooperan a veces. Un buen ejemplo es el comportamiento de caza conjunto de las morenas y los meros. El mero se acerca a la morena y le hace una señal de que quiere cazar. La morena responde de la misma manera y actúan.
Durante estas incursiones de caza, el mero utiliza señales para indicar dónde pueden estar escondidas sus presas en la matriz de coral. Es una sinergia perfecta: la morena puede asustar a los peces presa para que no se escondan entre los corales, mientras que el mero patrulla por encima. Literalmente, no hay ningún lugar donde las presas puedan esconderse.
En el caso de las morenas y los meros, las posibilidades de capturar su presa son mucho mejores si cazan juntos que si cazan solos.
Imagen: Crédito: Karen Willshaw/iNaturalist, CC BY-NC
¿Quién manda aquí?
Aunque los investigadores ya han descrito estos comportamientos, hay una pregunta que aún no ha sido respondida: ¿Quién, exactamente, está a cargo de estas interacciones entre especies?
¿Quién decide qué van a hacer, dónde y cuándo? ¿Son los diferentes actores "democráticos", en el sentido de que llegan a algún tipo de compromiso, o una especie toma la iniciativa y la otra simplemente la sigue (es decir, son "despóticos")?
En una colaboración internacional, el biólogo Eduardo Sampaio y sus colegas han investigado las interacciones entre especies del pulpo diurno (Octopus cyanea), habitualmente solitario, y varias especies de peces, como el pez cabra y los meros.
Los peces y los pulpos comparten un objetivo común: aumentar su eficiencia de caza. La visión tradicional de los grupos de caza de pulpos y peces suponía que el pulpo era el productor y que los peces simplemente lo seguían y, de manera oportunista, recogían los restos.
Con sus largos y flexibles brazos, el pulpo explora todos los rincones del terreno de caza, haciendo aparecer presas que luego los peces pueden aprovechar. En este escenario, el pulpo sería el único encargado de las decisiones y los peces simplemente lo seguirían (es decir, es una relación explotadora y despótica).
Sin embargo, cuando los investigadores analizaron más de cerca, pareció que tal vez esta relación no fuera tan simplista como se creía anteriormente. Pero sin un análisis a gran escala que proporcione evidencia sólida, es difícil determinar los detalles precisos de cómo funciona esta cooperación.
Imagen derecha: Un día de caza de un pulpo con un salmonete azul, mientras un mero de puntas negras espera. Eduardo Sampaio y Simon Gingins
¿Qué descubrió el nuevo estudio?
Mediante sofisticados análisis de comportamiento de vídeos en 3D filmados durante 120 horas de buceo, Sampaio y su equipo descubrieron que cada uno de los participantes de la interacción desempeña un papel específico. De hecho, no existe un verdadero líder: son democráticos.
Los peces eran los encargados de explorar el entorno y decidir a dónde moverse, mientras que el pulpo decidía si moverse y cuándo hacerlo. Curiosamente, los experimentos controlados demostraron que los pulpos se guiaban por la información social proporcionada por los peces.
Cuando se combinaban con salmonetes azules, las tácticas de búsqueda de alimento del pulpo eran más centradas y eficientes. Cuando se combinaban con meros de puntas negras, eran menos eficientes. Por lo tanto, la naturaleza de la relación de caza variaba según quién estuviera involucrado.
Los investigadores concluyeron que, en general, las tasas de éxito en la captura de presas eran mayores para el pulpo cuando se alimentaba con compañeros peces.
Los detalles revelados por este estudio sugieren que esta relación es mucho más sofisticada que otras asociaciones de caza entre especies examinadas hasta la fecha.
A pesar de la enorme brecha evolutiva entre estos animales (el equivalente a unos 550 millones de años), tanto los peces como los pulpos muestran signos claros de competencia social y cognición avanzada.
El estudio se ha publicado en Nature Ecology & Evolution: Multidimensional social influence drives leadership and composition-dependent success in octopus–fish hunting groups