Las Mobula birostris son las más grandes del mundo y se sumergen a más de 1.200 metros
Muchas especies marinas conocen bien las profundidades de los océanos. Algunos animales, como ciertos tiburones, atunes o tortugas, realizan con frecuencia inmersiones extremas, mientras que en otras especies, este comportamiento se ha observado con menos frecuencia.
Ahora, un equipo internacional de investigadores que trabaja en Perú, Indonesia y Nueva Zelanda marcó mantarrayas oceánicas (Mobula birostris) —la especie de raya más grande— para comprender mejor su comportamiento de buceo profundo.
"Demostramos que, a mucha distancia de la costa, las mantarrayas oceánicas son capaces de sumergirse a profundidades superiores a los 1.200 metros, mucho más profundo de lo que se creía anteriormente", afirma el primer autor, el Dr. Calvin Beale, quien completó su doctorado en la Universidad de Murdoch.
"Estas inmersiones, asociadas con un mayor desplazamiento horizontal posterior, podrían desempeñar un importante papel para ayudar a las mantas a recopilar información sobre su entorno y navegar en mar abierto".
Bajo el mar
El equipo marcó 24 mantarrayas oceánicas en tres sitios: Raja Ampat en el este de Indonesia, cerca de Tumbes en la costa norte de Perú y cerca de Whangoroa en el norte de Nueva Zelanda. Observaron el comportamiento de buceo de las mantas entre 2012 y 2022. Ocho de las etiquetas, programadas para liberarse después de varios meses, se recuperaron después de flotar de regreso a la superficie.
"Es todo un reto intentar detectar un pequeño objeto gris flotante con una corta antena que se mece entre las olas junto con otros restos flotantes", afirma Beale. Se descargaron datos de alta frecuencia cada 15 segundos de las etiquetas recuperadas. Las 16 etiquetas no recuperadas transmitieron datos resumidos vía satélite.
Imagen: Ejemplo de estimaciones diarias de ubicación de máxima verosimilitud con trayectorias de movimiento en línea recta conectadas, generadas por el software Estimador de Posición Global 3 (GPE3) de Wildlife Computers. (A) Indonesia: OM2. (B) Perú: OM6. (C) Nueva Zelanda: OM8.
En total, se registraron 2.705 días de registro de datos. Durante 79 días, las mantas se sumergieron a profundidades extremas, alcanzando un máximo de 1.250 metros. 71 de estas inmersiones extremas, definidas como a más de 500 metros de profundidad, ocurrieron en aguas de Nueva Zelanda.
Los datos mostraron que las mantas neozelandesas solían iniciar una inmersión extrema al día siguiente de abandonar la plataforma continental y adentrarse en aguas más profundas. Las inmersiones se caracterizaron por un descenso escalonado y un tiempo mínimo o nulo a profundidades máximas. Esto sugiere que los animales no se sumergieron tan profundamente para buscar alimento o escapar de los depredadores, algunos de los cuales pueden alcanzar iguales profundidades de buceo.
En cambio, las mantas pueden usar señales como cambios en la intensidad y el gradiente del campo magnético de la Tierra, o tomar muestras de cambios en el oxígeno, la temperatura e incluso los niveles de luz.
"Al sumergirse y muestrear estas señales, podrían construir un mapa mental que les ayude a navegar por vastas extensiones de océano abierto sin características particulares", explica Beale. El muestreo a gran profundidad puede ser útil porque a grandes profundidades el entorno oceánico es más estable y predecible que en la superficie.
Estas inmersiones concluyeron con un ascenso gradual a la superficie y largos períodos de recuperación en la superficie. A menudo, fueron seguidas por largos desplazamientos durante los días siguientes, cubriendo distancias de más de 200 km. Esto refuerza la teoría de que las inmersiones extremas podrían tener otras funciones además de la búsqueda de alimento.
Imagen: Perfiles de series temporales de profundidad de 11 inmersiones extremas (≥500 m) a partir de etiquetas satelitales recuperadas e instaladas en mantarrayas oceánicas en Indonesia y Nueva Zelanda. Las líneas están coloreadas según la temperatura. La frecuencia de muestreo de profundidad y temperatura varía entre 5 y 15 s.
Buceo profundo
En Perú e Indonesia se registraron pocas inmersiones extremas, lo que podría deberse a la costumbre de las mantarrayas de permanecer en hábitats costeros menos profundos. En Raja Ampat, por ejemplo, los mares son mayoritariamente poco profundos y los escasos corredores de aguas profundas son relativamente cortos, lo que reduce la necesidad de las mantas de buscar información de navegación.
Sin embargo, en Nueva Zelanda, las mantarrayas oceánicas se desplazaban a través de hábitats marinos profundos donde el lecho marino desciende rápidamente, lo que hace posibles y necesarias las inmersiones extremas.
"Comprender la naturaleza y la función de las inmersiones profundas ayuda a explicar cómo cruzan los animales vastos océanos y aparentemente sin características particulares y conectan ecosistemas separados por miles de kilómetros", señala Beale.
El estudio utilizó relativamente pocas etiquetas y analizó instantáneas de comportamiento en lugar de rastros continuos, señalaron los investigadores. Añadieron que futuros estudios deberían utilizar conjuntos de datos más amplios y confirmar la función de las inmersiones profundas realizadas por las mantarrayas oceánicas.
"Nuestro estudio destaca la dependencia de las especies migratorias tanto de los hábitats costeros como de los de alta mar, lo que subraya la necesidad de cooperación internacional para su conservación", concluye Beale.
"También nos recuerda que las profundidades del océano, que regulan el clima de la Tierra y sustentan la pesca mundial, siguen siendo poco conocidas, pero son de vital importancia".
Los resultados se han publicado en Frontiers in Marine Science: Deep diving behaviour in oceanic manta rays and its potential function













