La tortuga boba, las medusas y la pesca

Tortuga boba (Caretta caretta) en la orilla del mar

La tortuga boba:Un antiguo componente de la biodiversidad marina

Año tras año aparecen cientos de tortugas varadas en las costas españolas

Una de las medidas que se proponen en contra de la invasión veraniega de medusas en nuestras costas es el uso de ciertos predadores naturales, como es el caso de la tortuga boba, cuyas poblaciones están siendo drásticamente disminuidas debido a la captura accidental de esta especie por los palangres y a la alteración de sus zonas de cría.

“Si bien la cría y suelta de tortugas es absurda, el poner medidas que protejan las poblaciones naturales es más que necesario”, aseguró Ignacio Franco, biólogo marino especializado en medusas del Instituto Español de Oceanografía (IEO).

Josep María Gili, biólogo marino del Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas), también se muestra escéptico: “¿Cuántas tortugas hacen falta para que se coman a millones de medusas? Además, si sueltas a las tortugas harían falta medidas de protección porque se van a seguir capturando y ni siquiera tienen sitios adecuados para desovar; casi todo está urbanizado”.

La tortuga boba (Caretta caretta), es la tortuga marina más común en la cuenca del Mediterráneo. Este reptil ha desarrollado una potente mandíbula para alimentarse de crustáceos, peces, esponjas y también de medusas. Del hecho de su drástica disminución se infiere, entre otras causas, la proliferación de medusas.

tortuga y medusa gigante

El nombre español de tortuga boba lo recibe por su costumbre de tomar el sol en superficie, quedando tan dormida y atontada que a menudo es víctima de atropellos por los barcos o sus hélices. Además, la pesca de palangre en superficie constituye una de las principales amenazas, seguida de la destrucción de las playas donde colocan sus huevos o la contaminación de las aguas.

Las tortugas marinas presentan una serie de modificaciones en su estructura morfológica debido a su adaptación para la vida marina; principalmente destacan las extremidades en forma de remo rígido con pérdida de las articulaciones móviles, la modificación de las glándulas lacrimales (más grandes que el cerebro) para eliminar el exceso de sales de los fluidos corporales acumulados por la ingesta de agua de mar y un caparazón hidrodinámico y ligero, en contraposición al caparazón abovedado y resistente de las tortugas terrestres, que sirve de defensa frente a la mandíbula de los depredadores.

Además, las tortugas marinas, a diferencia del resto de reptiles, no son ectodermos (que toman su temperatura del medio), en sentido estricto, ya que su gran tamaño les permite conservar cierto calor interno liberado por la actividad muscular y adquirir cierto grado de endotermia. De hecho, la tortuga laúd ha desarrollado incluso sistemas de intercambio de energía calorífica que le ayudan a conservar mejor el calor corporal, lo que le permite colonizar aguas más frías que el resto de las especies.

Las tortugas marinas representan un antiguo y singular componente de la diversidad biológica mundial.

Hasta los siglos XVIII y XIX presentaban una distribución pantropical y eran muy abundantes, llegando algunas poblaciones a estar formadas por millones de individuos. De hecho, los primeros exploradores y naturalistas se sorprendían del elevado número de ejemplares que llegaban a arribar a las playas para la puesta. Incluso naturalistas de la talla de Charles Darwin hablaron de este asunto.

area de distribución mundial de la Caretta caretta

La principal característica de las tortugas es su cráneo anápsido, es decir, macizo sin aberturas temporales. Sin embargo, el resto de amniotas presentan aberturas temporales en el cráneo, facilitando que los músculos de las mandíbulas salgan al exterior de la bóveda craneana y se inserten en su superficie, aportando un mayor recorrido y una mayor potencia a estos músculos. Por este motivo, tradicionalmente, se le ha atribuido un origen primitivo a las tortugas.

puesta de huevos de una tortuga boba

A pesar de esta concepción general, existen incongruencias en la consideración de las tortugas como grupo primitivo, sobre todo cuando se tiene en cuenta su biología reproductiva. Las tortugas, como las aves y los cocodrilos, tienen huevos con albúmina, ovarios macizos y cuerpos cavernosos en la cloaca de los machos (estructuras que se utilizan para la cópula y que se pierden en la mayor parte de las aves).

Existen autores como Rieppel & de Braga (1996), que basándose en un análisis filogenético donde se tienen estas características en consideración, y relacionadas con 33 taxones, llegaron a la conclusión de que las tortugas estarían estrechamente emparentadas con el grupo de reptiles más moderno.
En concreto, las tortugas aparecen como grupo emparentado con el grupo de reptiles marinos extintos.

Entre los más conocidos están los Plesiosaurios, animales enormes con grandes patas transformadas en paletas nadadoras, famosos entre el publico en general por ser la imagen televisiva del monstruo del lago Ness (Escocia, Inglaterra).

archelonAsí, un cráneo anápsido podría tratarse de un carácter derivado relacionado con una estrategia defensiva de la tortuga destinada a defender todo su cuerpo. No obstante, estos resultados aún están siendo discutidos entre la comunidad científica, sin que hasta la fecha se haya alcanzado un consenso.

Según la hipótesis tradicional, durante el jurásico aparecieron las primeras tortugas con hábitos marinos aunque éstas no pueden ser consideradas verdaderas tortugas marinas. Se destacan dos géneros pertenecientes a este periodo: Plesiochelidos, verdaderas tortugas muy abundantes en el mar Tetis, y Archelon, con sus cuatro metros de caparazón, que es la tortuga más grande de todos los tiempos.

Sin embargo, en la actualidad, seis de las siete especies de tortugas marinas están incluidas en el libro rojo de especies amenazadas de la UICN.

De las siete especies de tortugas marinas, tan solo dos presentan áreas de puesta en el Mediterráneo, la tortuga verde y la tortuga boba, siendo esta última la más abundante.

Debido a las complejas migraciones que realiza la tortuga boba, en el Mediterráneo Occidental confluyen individuos de al menos dos poblaciones distintas: unos procedentes del Mediterráneo Oriental, cuyas áreas de puesta están en Grecia, Chipre, Turquía, Egipto, Israel, Lampedusa (Italia), Libia y Túnez, y otros procedentes de poblaciones del Atlántico Occidental, que presentan sus áreas de puesta en las playas surorientales de Estados Unidos (Florida y Carolina del Sur, principalmente) y en el golfo de México.

comida de tortuga instantáneaAunque el aislamiento reproductivo entre ambas poblaciones no es total, el cruzamiento entre ellas parece ser insignificante. Ejemplares de ambas poblaciones se encuentran en el Mediterráneo Occidental, principalmente en el mar Balear, durante todo el año, aunque son más abundantes en los meses de verano. La mayoría de estos individuos son subadultos.

En el siglo XIX existía una cierta explotación alimentaría de la tortuga boba alrededor de las islas Baleares, donde eran especialmente abundantes. Hasta los años sesenta era común en las zonas aledañas al estrecho de Bonifacio (Francia) el consumo de una tortuga en el día de San Erasmo (2 de junio).

En España, el consumo de la carne de las tortugas era muy habitual, hasta el punto de que en las zonas costeras se construían cobertizos para mantenerlas y así disponer de carne fresca. Concretamente, en las costas de Málaga, además de su consumo alimentario, se usaba el aceite de tortuga para el tratamiento de golpes y contusiones.

En muchas zonas de Asia y áfrica se sigue consumiendo su carne, sangre y huevos, mientras que en América Central y Sudamérica se capturan también para vender el caparazón con fines ornamentales.

Hasta principios de la década de los 90 era muy frecuente, entre los pescadores, vender a las tiendas de regalos de Calpe y Alicante los caparazones de las tortugas capturadas. Una costumbre muy extendida entre los pueblos de pescadores de Andalucía y Murcia era colocar un caparazón de tortuga sobre la fachada de la puerta, de tal manera que aún hoy son visibles en algunas localidades como Rota o Carboneras.

tortuga boba en una playaActualmente, Egipto y Líbano son lo únicos países del Mediterráneo que capturan tortugas marinas de forma dirigida.

En la actualidad las poblaciones de tortuga boba se encuentran en regresión a escala mundial, estando incluidas en la categoría de “en peligro” en el libro rojo de especies amenazadas de la UICN (2006), y en el anexo I del CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres), así como en la Convención sobre la Conservación de las Especies Migratorias de Animales Silvestres, denominado Convenio de Bonn.

En la Unión Europea esta especie se encuentra catalogada como especie de interés comunitario, mientras que se encuentra catalogada como de interés especial en España. El Atlas y Libro Rojo de los Anfibios y Reptiles de España la cataloga en la categoría de “en peligro”.

Sin embargo, son muchas las amenazas que sufren las poblaciones de tortugas bobas a nivel mundial, entre las que destacan la colisión con embarcaciones, las pérdidas de playa de puesta, el turismo, la contaminación, el consumo de su carne y huevos, el calentamiento global y la pesca incidental. Estos factores inciden en uno o varios de los estadios de desarrollo de las tortugas.

Una cria de tortuga boba se adentra en el marUno de los problemas para la conservación de esta especie es que las principales zonas de puesta se encuentran en costas extremadamente turísticas, como son, por ejemplo, el Mediterráneo Oriental, Florida y el golfo de México. Así, la mayoría de las playas no se conservan en su estado natural, debido a la construcción de nuevas infraestructuras y a que la arena de las mismas es removida y limpiada por máquinas pesadas, que destruyen nidos o rompen los huevos.

Por otra parte, los bañistas interfieren con la puesta, al compactar la arena con el tránsito de personas y vehículos, y al clavar las sombrillas sobre los nidos; e incluso, la sombra que éstas proyectan hace descender la temperatura de la arena, lo que altera la incubación natural. Las playas se encuentran constantemente concurridas día y noche, produciéndose una contaminación acústica y lumínica que altera el comportamiento de las hembras preñadas.

Además, el tráfico marítimo generado por el turismo incrementa la probabilidad de colisión, lo que puede producir la muerte del animal o la amputación de sus extremidades.

tortuga comiendo un plástico


La contaminación es otra causa de mortandad entre las tortugas, ya sea de forma directa o indirecta. Las pérdidas de individuos debido a la contaminación de forma directa se produce por el consumo de plásticos y otros objetos que se encuentran a la deriva, lo que puede producir daños en el aparato digestivo debido a una mala digestión, o llevar a una muerte por intoxicación. Una causa importante de muertes se debe a la ingestión de líneas de pesca o cabos flotantes, ya que pueden llegar a cerrar partes completas del intestino produciendo la muerte del animal.

Estudios recientes indican que el calentamiento global del planeta podría alterar la temperatura de la arena de la playa, afectando negativamente a las puestas de tortuga, con una consiguiente reducción de los nacimientos y un fuerte desequilibrio en la proporción de sexos.

Pero las capturas incidentales debidas a la pesca son la principal amenaza para las tortugas marinas en general, y la tortuga boba en particular, llegando a producir la captura de hasta 300.000 tortugas marinas al año, aunque en ningún caso se han aportado datos sobre la tasa de recaptura.

tortuga, pesca incidentalDebido a la importancia de las capturas incidentales, se ha incrementado el interés global en el estudio de las capturas incidentales de tortugas marinas y la mortalidad asociada a las diferentes pesquerías. Las artes de pesca que se han relacionado con grandes mortandades de tortugas son el arrastre de fondo, el palangre de superficie y la red de enmalle a la deriva.

La pesca de arrastre resulta muy peligrosa en zonas de concentración de tortugas durante el periodo de latencia invernal, como el golfo de Gabés, en Túnez, o el Adriático Norte, ya que las tortugas se asientan durante días en el fondo marino, entrando en una especie de sopor.

El palangre de superficie es considerado la principal amenaza para la tortuga boba, hasta el punto que se ha llegado a considerar esta actividad pesquera como incompatible con la conservación de la especie. El caladero de Hawái, por ejemplo, ha sido cerrado dos veces al palangre de superficie debido al elevado nivel de captura incidental de tortugas bobas.

Se ha estimado que entre 60.000 y 80.000 individuos de tortuga boba son capturados incidentalmente por año en el Mediterráneo, de los cuales 20.000 se deben a la flota palangrera del Mediterráneo sur-occidental, lo que a nivel mundial representa el 10% de las capturas incidentales de tortuga boba.

tortugas capturadas por palangre

Resulta evidente que la conservación de las tortugas marinas es importante por sí misma, sin embargo, las tortugas podrían tener una importante función de control de las plagas de medusas (para saber más sobre el asunto, consultar la revista del IEO números 8 y 10).

Además, desde hace unos años se ha demostrado que existe una estrecha relación entre la biodiversidad y la producción de los ecosistemas tanto terrestres como marinos, es decir el aumento en el número de especies y sus relaciones dentro de un ecosistema aumenta la producción del mismo, por lo que, una buena conservación de la biodiversidad de los ecosistemas favorece a la pesca.

Por otra parte, la pesca con palangre de superficie representa una actividad económica importante, fuente de empleo y de recursos para muchos pueblos costeros del Levante español, principalmente en Murcia y Almería.

La captura no deseada perjudica a los intereses de los pescadores, tanto por las pérdidas económicas y de tiempo en la manipulación y liberación de la captura, como por los posibles daños físicos que puede ocasionar la manipulación del animal para su rescate.

pesca con palangre

Por tanto es de interés común tanto de pescadores, conservacionistas como biólogos encontrar una solución compatible entre el desarrollo de una actividad económica, como es la pesca con palangre de superficie, y la conservación de la tortuga boba.

Existen muchos factores que determinan la captura de las tortugas como, por ejemplo, las condiciones ambientales, la época del año, la cantidad de tortugas en la zona de pesca, el número de anzuelos por área, el tipo de carnada empleada, la forma y duración de la calada, la hora de la virada, o la aplicación de luces para la atracción de peces.

anzuelo circularAlgunos estudios se han centrado en el uso experimental de diferentes carnadas y de diferentes tipos de anzuelos circulares, no comerciales. Sin embargo, autores como Read (2007) han observado que el uso de anzuelos circulares puede reducir las capturas dirigidas por debajo de lo rentable económicamente.

Otras recomendaciones para reducir las capturas no dirigidas de tortuga boba son: 1) operar a profundidades donde no abundan las tortugas, 2) usar un único anzuelo cebado por brazolada, 3) reducir el tiempo de la virada a antes del amanecer, y 4) no pescar en zonas de abundancia de tortugas .

Las recomendaciones 2) y 3) han sido seguidas de manera tradicional por la flota española. Sin embargo, la pesca dirigida al pez espada es fundamentalmente de superficie, en contraposición a la recomendación 1), y, además, la zona de pesca tradicional, el Mediterráneo sur-occidental, es una zona de concentración de tortugas.

Por otra parte, los pescadores del sector son muy reacios a cambiar y modificar los anzuelos y, en general, a cualquier modificación técnica que perjudique a las capturas de pez espada.

sitema de pesca español con palangre

Recientes trabajos proponen la exclusión de la pesca en determinadas áreas de concentración de tortugas marinas. Sin embargo, estos trabajos no han tenido en cuenta que las tortugas marinas son animales ectotermos, por lo que sólo comerán cuando se den las condiciones idóneas para ello; por lo tanto, el hecho de que las tortugas y el palangre coincidan en el espacio y el tiempo no implica necesariamente que se produzca una captura incidental.

Por tanto, las recomendaciones para reducir la captura de tortuga boba se han basado fundamentalmente en aspectos técnicos de la pesca a los cuales los pescadores se resisten, debido a que tienen un impacto negativo sobre el rendimiento de las capturas de las especies objetivo.

tortuga pescada en palangre
Los resultados desde trabajos desarrollados en el IEO indican que el control de la distancia media a la costa entre el inicio y final de la calada del aparejo (distancia a la costa) podría utilizarse como herramienta de gestión en las pesquerías de palangre de superficie en el Mediterráneo sur-occidental.

Además, la distancia a la costa, en sentido literal, es una medida comúnmente empleada en la gestión pesquera (por ejemplo, la mayoría de las artes pelágicas están obligadas a pescar a más de tres millas de la costa) y las comunidades autónomas usan la distancia a la costa para regular la pesca en su jurisdicción.

Dado que las capturas incidentales de tortuga boba se producen fundamentalmente de día, y el 65% de las capturas incidentales observadas se produce a más de 35 millas náuticas (mn) de la costa, estos dos factores podrían ser combinados en una propuesta que los contemple a ambos.

Se podría recomendar limitar la pesca de palangre de superficie dirigido al pez espada durante el periodo estival a la noche cuando se pesque a más de 35 mn, debiendo estar el aparejo a bordo antes del amanecer, mientras que por debajo de las 35 mn, no sería necesario aplicar ningún criterio de este tipo. Esta recomendación no tendría un efecto negativo sobre el rendimiento económico, ya que tan solo el 18% de los ejemplares de pez espada capturados se produce por fuera de las 35 mn, lo que supone exactamente la misma proporción que se esperaría capturar si esos lances se produjeran a menos de 35 mn.

Además, aproximadamente la mitad de estas capturas de pez espada a más de 35 mn se producen durante la noche. En realidad, los pescadores españoles prefieren pescar cerca de la costa ya que los costes de explotación son mayores cuanto más lejos de la costa, al ser mayor el gasto de combustible y la manutención de la tripulación, por lo que esta medida no sería muy mal acogida por el sector.

barco palangrero

Respecto a otros aparejos y estratos de flota, se puede recomendar la disminución del esfuerzo sobre la pesca de atún blanco con palangre de superficie, debido a la intensa interacción negativa que este arte presenta con las tortugas. Aunque se debe tener en consideración que, dado los malos rendimientos del pez espada, la flota se ve obligada a pescar al atún blanco para evitar perdidas.

Por ejemplo, en el año 2006 el atún blanco fue la pesca más importante, con ventas que superaron los 120.000 euros mensuales por barco, durante el periodo estival. La mejora en los precios de venta del pez espada podría, por tanto, tener efectos indirectos beneficiosos para la tortuga boba. Para lo cual es imprescindible que los pescadores se involucren más en la comercialización del producto, a través de sus diferentes organizaciones.

Por tanto, es necesaria la implicación del sector y los gestores con medidas activas para compatibilizar la pesca con la conservación de los grandes migradores pelágicos.

Ver también: No escondas la cabeza

Enlaces: Turtle Defense International

Turtle Survival Alliance

Leido en la Revista electrónica del Instituto Español de Oceanografía (IEO)

Autores: José Carlos Báez, Juan Antonio Camiñas y Raimundo Real

 

Etiquetas: TortugaMedusaPesca

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