Las tortugas bobas emplean la llamada impresión geomagnética para navegar
A pesar de que es posible que no hayan visto o estado en sus sitios de anidación durante décadas, las tortugas bobas (Caretta caretta) saben cómo volver a casa con una impresionante precisión que rivaliza con el GPS hecho por el hombre. Ahora, un nuevo estudio descubrió cómo manejan exactamente esta hazaña las tortugas: usan el campo magnético de la Tierra para navegar millas y millas.
Las tortugas bobas nadan durante años desde sus sitios de anidación en Carolina del Norte y Florida hasta el norte de África. A pesar de las grandes distancias que cubren, las tortugas siempre logran encontrar el camino de vuelta a casa, regresando a sus playas de anidación dentro de aproximadamente 40 a 50 millas de donde nacieron originalmente.
"Las tortugas bobas son criaturas fascinantes que comienzan sus vidas emigrando solas a través del Océano Atlántico y de regreso", dice Kenneth Lohmann, profesor de biología en la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill. "Eventualmente vuelven a anidar en la playa donde nacieron o, de lo contrario, en una playa con un campo magnético muy similar".
Según investigadores de la Universidad de Carolina del Norte, las tortugas bobas emplean la llamada impresión geomagnética para navegar por sus alrededores, el mismo proceso que utilizan algunas aves y peces. Según el equipo de investigadores, las tortugas pueden sentir tanto la intensidad como el ángulo de inclinación del campo magnético.
Los científicos llegaron a esta conclusión después de estudiar la composición genética de más de 800 caguamas de Florida. Mostraron que las tortugas que anidan en playas con firmas magnéticas similares también eran más genéticamente similares que las tortugas que anidan en playas que estaban físicamente cerca unas de otras. Por lo general, uno esperaría que los animales que nacen geográficamente cerca uno del otro estén más relacionados que aquellos concebidos en lugares geográficamente distantes, pero aquí sucedió lo contrario.
No solo la variación del campo magnético de la Tierra alrededor de un sitio de anidación fue un mejor predictor de diferenciación genética que la distancia geográfica, sino que también fue un mejor predictor que las condiciones ambientales típicamente importantes, como la temperatura de la playa.
Aunque los hallazgos del estudio son limitados ya que se basan en datos genéticos, en lugar de evidencia experimental, un estudio más definido no es realmente una opción. Las tortugas bobas o caguamas necesitan cerca de 20 años para volverse sexualmente activas y reproducirse, y solo una de cada 1.000 crías llegan a esta edad. No es realista realizar tal experimento por tanto tiempo. Pero, al final del día, no se necesita que las cosas sean definitivas para que sean evidentes.
Los esfuerzos de conservación deben considerar la importancia del campo magnético de una playa para atraer a las tortugas bobas. Por ejemplo, espigones, líneas eléctricas y grandes edificios frente a la playa son solo algunos ejemplos de factores perturbadores que pueden alterar los campos magnéticos con los que se topan las tortugas.
"Este es un importante nuevo conocimiento sobre cómo navegan las tortugas marinas durante sus migraciones de larga distancia. Podría tener aplicaciones importantes para la conservación de las tortugas marinas, así como otros animales migratorios como el salmón, los tiburones y ciertas aves", dice Lohmann.
Los hallazgos aparecieron en la revista Current Biology: Evidence that Magnetic Navigation and Geomagnetic Imprinting Shape Spatial Genetic Variation in Sea Turtles